Este verano, Los Goonies cumple 40 años desde su estreno en 1985, y lo celebramos de la mejor manera posible: con su regreso a la gran pantalla. Numerosos cines de verano en la Provincia de Alicante proyectarán esta joya del cine de aventuras, permitiendo que nuevas generaciones la descubran, mientras quienes crecieron con ella reviven esa magia como si fuera la primera vez. Y es que hay películas que, sin importar el paso del tiempo, siguen tocando el corazón con la misma fuerza.
Como muchas películas de los 80, Los Goonies tiene detalles que hoy se miran con otros ojos. Algunos diálogos o estereotipos no pasarían el filtro actual de sensibilidad cultural, y su ritmo narrativo puede parecer más pausado a los espectadores de hoy acostumbrados a estímulos constantes. Sin embargo, su espíritu rebelde, su autenticidad y su falta de cinismo le han permitido conservar un encanto que muchas películas modernas no logran alcanzar.
Además, su estética —con efectos prácticos, escenarios reales y un uso mínimo del CGI— tiene hoy un aire nostálgico que suma, no resta. Y su banda sonora, sus planos de grupo caminando hacia lo desconocido, sus linternas en la oscuridad… siguen tocando una fibra universal.
Desde su estreno, el mundo ha cambiado radicalmente. En 1985, los niños salían a jugar sin móviles, los mapas se doblaban con las manos y los misterios se resolvían en el patio, no en Google. Hoy, la infancia está más digitalizada, más vigilada y, quizás, menos libre. Ver Los Goonies hoy es también una ventana a un tipo de infancia más analógica, más física, más comunitaria.
Sin embargo, esa necesidad de aventura, de encontrar un propósito, de formar parte de algo grande sigue viva. Por eso, cada proyección este verano no será solo un homenaje, sino una pequeña ceremonia mágica donde grandes y pequeños redescubrirán el valor de atreverse, de unirse, de soñar.
Una lección disfrazada de aventura
Bajo la apariencia de una aventura trepidante por túneles subterráneos, trampas imposibles y piratas desaparecidos, Los Goonies ofrece una serie de enseñanzas que no caducan:
- La amistad como motor: El núcleo emocional de la película es la lealtad entre los amigos. Los Goonies se apoyan unos a otros incluso en los momentos más difíciles, una lección sobre la importancia de los lazos humanos por encima de las diferencias.
- La valentía de ser diferente: Cada personaje tiene su propia personalidad y rarezas, pero todos suman. Data, con su creatividad e inventos, Chunk, con su torpeza entrañable, o Mouth, con su sarcasmo, demuestran que todos tienen algo que aportar.
- El valor del hogar y la comunidad: La búsqueda del tesoro no es solo una aventura infantil, sino un intento desesperado por salvar su barrio de la demolición. La película invita a reflexionar sobre el arraigo, la memoria y la defensa de lo que amamos.
- La imaginación como refugio y motor de cambio: En una época dominada por pantallas y algoritmos, Los Goonies nos recuerda el poder del juego, de explorar el mundo con ojos de niño, y de creer en lo imposible.
Como decía la película:
«Goonies never say die.»
Y mientras haya alguien dispuesto a soñar con ellos, Los Goonies seguirán vivos. Y sino, seguro que hay algún cine de verano en la provincia que la proyecta.
Deja una respuesta