Elche está a punto de ser rediseñada por arte de jurado. Nada menos que 104 propuestas han llegado al concurso para levantar el tan anunciado, prometido y visionario Palacio de Congresos, que vendrá con un pan debajo del brazo: 50 millones de euros, una parcela al lado de la UMH y, cómo no, la bendición de la Unesco (que no falte, con tanto palmeral).
Pero tranquilos, que para elegir la joya de la corona arquitectónica ilicitana tenemos jurado internacional, ese ente superior que desvelará a partir de septiembre qué diseño tiene el aura suficiente para cambiar el destino de Elche. O al menos el de esa manzana entre la estación de autobuses y la universidad.
El jurado, con nombres rutilantes como David Chipperfield o Fuensanta Nieto, decidirá con sobrado criterio cuál de los 104 anónimos paneles merece convertirse en ese «referente urbanístico, cultural y turístico» que la ciudad no sabía que necesitaba. Por supuesto, también están el presidente de la Diputación, Toni Pérez, y el arquitecto municipal, Julio Sagasta, por si hace falta una voz con los pies en el suelo. O al menos en la provincia.
Mientras tanto, IFA (Institución Ferial Alicantina) y el Centro de Congresos, seguirán esperando funciones hasta ser como muebles en un trastero. Porque ahora toda la atención está en este proyecto, que además de salas y butacas tendrá cafetería, oficinas, almacenes y, por si faltaba algo, tres plantas de parking.
El fallo (el del jurado, no el estructural, esperemos) llegará antes de fin de año. Y con él, premios generosos: 108.900 euros para el ganador, más lo que venga después en dirección de obra; segundo, tercero y accésits también se llevarán su pellizco. Y si a alguien se le queda cara de póker, al menos podrá soñar con una mención honorífica sin dotación económica. Porque la gloria no siempre paga facturas.
En resumen: ya pueden temblar las ciudades vecinas. Elche va a tener su palacio, su emblema, su nueva postal. O al menos, un motivo más para preguntarse qué hacemos con tanto proyecto faraónico sin terminar mientras no sabemos si entre este, el de Alicante, el Palau Altea, el de Torrevieja… va a haber tantos congresos, para tantos espacios diferentes
















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