
Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un método experimental que permite transformar células de la piel en óvulos humanos funcionales. El avance se basa en un proceso denominado mitomeiosis, capaz de reducir el número de cromosomas de una célula somática de 46 a 23, condición indispensable para la fecundación.
Las células somáticas constituyen la mayor parte del organismo y contienen la dotación completa de 46 cromosomas. Los gametos —óvulos y espermatozoides—, en cambio, poseen únicamente 23. Esa diferencia explica por qué, hasta ahora, las células somáticas no podían utilizarse en la reproducción asistida.
El procedimiento descrito consiste en extraer el núcleo de un ovocito donado y sustituirlo por el de una célula de piel. A continuación, se induce la mitomeiosis, un mecanismo artificial de división que consigue la reducción cromosómica. De esta forma, la célula adquiere la configuración genética necesaria para comportarse como un gameto femenino.
Resultados experimentales
El proceso permitió generar embriones en fase de blastocisto, aunque con una eficiencia muy limitada, cercana al 8%. Además, la totalidad de los embriones obtenidos mostró anomalías cromosómicas, lo que refleja la complejidad técnica y biológica del procedimiento.
Uno de los principales retos identificados es la ausencia de recombinación genética, un fenómeno propio de la meiosis natural que asegura variabilidad genética entre generaciones. La técnica actual genera, en realidad, copias casi idénticas del material genético original, lo que aproxima este método a un proceso de clonación más que a una reproducción sexual convencional.
Aplicaciones potenciales y limitaciones
El hallazgo abre nuevas perspectivas en la investigación sobre infertilidad, especialmente para personas que no disponen de óvulos viables. Sin embargo, se trata de una prueba de concepto con importantes limitaciones científicas, técnicas y éticas. La seguridad biológica está lejos de estar garantizada y, en el estado actual, no existen condiciones para su aplicación clínica.
El estudio también reaviva el debate sobre la importancia de la carga genética en la reproducción asistida. Muchas parejas con problemas de fertilidad persiguen la posibilidad de tener descendencia genéticamente vinculada a ellas, lo que explica la relevancia de investigaciones de este tipo. Sin embargo, la necesidad de asegurar la salud y el bienestar de los futuros hijos impone un límite claro a la experimentación.
En España, según los últimos registros disponibles, más del 12% de los nacimientos se producen gracias a técnicas de reproducción asistida. Avances como la mitomeiosis podrían, en un futuro aún lejano, ampliar las opciones reproductivas, pero antes será imprescindible resolver las anomalías cromosómicas, mejorar la eficiencia del método y afrontar con rigor las cuestiones éticas que plantea.
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