
El próximo martes 14 de octubre, a las 18.00h, Alicante vivirá uno de esos pequeños acontecimientos que, sin hacer demasiado ruido, terminan marcando el pulso de una ciudad: la reapertura de la librería 80 Mundos, ahora en la Calle Segura, en el local que hasta hace poco ocupaba Pynchon & Co.
La noticia llega tras meses intensos, con una protesta masiva en las calles de Alicante, una campaña de crowdfunding, una cadena humana, una mudanza a contrarreloj y, sobre todo, una demostración de cariño colectivo hacia un proyecto que lleva décadas siendo mucho más que una librería. 80 Mundos reabre con la fuerza de quien ha sentido el vértigo de desaparecer y, aun así, ha decidido seguir apostando por la palabra, por el pensamiento, por la conversación.
Alicante no ha perdido del todo su red de librerías, pero la desaparición de Pynchon & Co. ha dejado una grieta simbólica difícil de ignorar. No era solo un espacio de venta de libros, sino un lugar de encuentro, de presentación, de cruce entre lectores y creadores. Con su ausencia, el peso de sostener la vida cultural independiente recae ahora, en buena medida, sobre 80 Mundos.
Y no es una carga menor. Porque en una ciudad como Alicante, donde la oferta cultural suele sobrevivir más por voluntad que por estructura, las librerías actúan como faros, como puntos de orientación. Son los lugares donde la cultura se vuelve conversación, donde el libro deja de ser objeto y vuelve a ser vínculo.
Por eso esta reapertura no puede leerse solo como un regreso: es también una asunción de responsabilidad. 80 Mundos no solo recupera su espacio físico; asume, de alguna manera, el papel de referente cultural que la ciudad necesita para seguir respirando pensamiento crítico, curiosidad y comunidad.
La historia reciente demuestra que mantener viva una librería independiente es casi un acto de resistencia. Requiere un equilibrio improbable entre gestión, pasión y fe. Pero también una conciencia clara: que lo que está en juego no son solo las cuentas, sino el alma de la ciudad.
El equipo de 80 Mundos ha sobrevivido a polémicas, mudanzas y cansancio, y aun así vuelve a empezar. Vuelve con el mismo propósito que la vio nacer: mantener abierta la puerta del diálogo, la del libro como excusa para pensar y repensarnos.
Y si algo demuestra esta reapertura es que Alicante no está dormida. Que todavía hay gente dispuesta a sostener sus espacios, a apoyar con su tiempo, su dinero o su entusiasmo los lugares donde pasan cosas. Porque una ciudad sin librerías activas es una ciudad que se apaga, que se deja arrastrar por la inercia del entretenimiento fácil y el olvido.
Así que, el martes a las seis, cuando las puertas de 80 Mundos vuelvan a abrirse, no se tratará solo de volver a comprar libros, sino de algo más profundo: de reconocernos en lo que todavía nos importa. En esa manera, tan antigua y tan moderna, de entender que la cultura no se hereda, se construye. Día a día. Libro a libro.
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