Hay artistas que no necesitan el estruendo de la fama para dejar huella. Su obra se abre paso en silencio, se instala en la memoria y, con el tiempo, se convierte en una forma de compañía. Santi Campos pertenece a esa estirpe rara y necesaria: la de los creadores que escriben canciones que parecen hechas para durar, aunque no todos las aprecien como su calidad merece..
El jueves 13 de noviembre, a las 20:30 h, el Söda Bar de Alicante acogerá un concierto muy especial: una celebración íntima de tres décadas de música que han sabido envejecer con nosotros, acompañándonos en los cambios, las pérdidas y los nuevos comienzos. Las entradas —a 8 € (COMPRAR)— son, más que un pase a un concierto, una invitación a celebrar una historia compartida.
Han pasado treinta años desde aquel primer mini LP de Malconsejo, el punto de partida de un universo sonoro que ya insinuaba una sensibilidad única: la de quien sabe observar lo cotidiano y transformarlo en verdad emocional. Después llegaron los años de Amigos Imaginarios, donde Campos afiló su escritura hasta convertirla en un espejo de nuestras contradicciones más humanas: el amor, la duda, la esperanza, el desencanto.
En su etapa más reciente, en solitario, ha alcanzado una madurez serena y luminosa. Sus canciones respiran libertad: ya no buscan agradar, solo decir. Y en esa honestidad —en esa mezcla de melancolía, ternura y lucidez— Santi Campos se ha consolidado como uno de los autores más hondos y coherentes del panorama alternativo español.
El concierto en el Söda Bar será un viaje acústico por toda su trayectoria: una oportunidad para redescubrir temas que forman parte de nuestra biografía sentimental y, también, para escuchar cómo suenan hoy, con el peso del tiempo y la gratitud de quien sigue creyendo en la canción como forma de verdad.
Para quienes lo seguimos desde los primeros acordes, será un reencuentro lleno de emoción. Para quienes lo descubran ahora, la puerta de entrada a un compositor esencial, de esos que nunca han dejado de importar, incluso cuando el ruido alrededor parecía olvidarlos.
Porque hay noches —y artistas— que nos recuerdan por qué seguimos amando la música. Y la del 13 de noviembre en el Söda Bar será una de ellas.
















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