La Escuela de Arte y Superior de Diseño de Alicante (EASDA) afronta este lunes una vuelta a las clases marcada por la tensión. Aunque la Conselleria de Educación ha dado por resuelta la plaga de pulgas que obligó a desalojar el centro el 14 de octubre, los estudiantes han decidido no entrar al edificio y convocar una concentración pacífica a primera hora de la mañana. Consideran que las tareas de desinsectación no resuelven el verdadero problema: el estado crítico de unas instalaciones que acumulan deterioro estructural y condiciones insalubres desde hace años.
Durante la última semana, Educación ha informado de trabajos de sellado y fumigación en el forjado sanitario —el foco donde se localizaron huevos de pulga— y ha insistido en que el regreso presencial es seguro. Sin embargo, el alumnado mantiene profundas reservas. Aseguran que las grietas, fisuras y humedades del edificio permiten la reaparición de plagas y muestran un nivel de abandono incompatible con una enseñanza presencial digna. Recuerdan, además, que uno de los bloques figura en “ruina técnica”, presenta goteras, techos desplomados y aulas improvisadas en antiguos baños donde los malos olores son constantes. A ello se suma la acumulación de basura y escombros en el entorno inmediato del centro.
El profesorado comparte la preocupación y respalda la protesta estudiantil, aunque tiene previsto acudir a su puesto de trabajo. Algunos docentes están impulsando una plataforma para exigir informes actualizados sobre el edificio declarado en ruina técnica y forzar decisiones que pongan fin a la precariedad crónica del centro.
Pese a las garantías de la Conselleria, que sostiene que los informes técnicos avalan la seguridad, el conflicto pone de manifiesto la brecha entre la versión institucional y la realidad diaria que describen estudiantes y profesores. Para el alumnado, negarse a entrar no es una medida simbólica, sino un acto de protección básica ante unas condiciones que consideran insalubres y estructuralmente inseguras.
La protesta de este lunes vuelve a situar en primer plano una reivindicación que lleva años sin respuesta: la necesidad urgente de una intervención profunda que devuelva a la EASDA una infraestructura educativa a la altura de sus enseñanzas artísticas y del bienestar de su comunidad.
















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