
- Solo el 35% de los españoles lo elige para viajar, el dato más bajo registrado
Cada vez está más claro: vayas donde vayas en agosto, está todo petado. Playas abarrotadas, carreteras colapsadas, alojamientos al doble de precio y una sensación generalizada de agobio que poco tiene que ver con la idea de descansar. Quizá por eso, cada vez más personas optan por cambiar el chip y reservar las vacaciones para otros meses del año.
Según el último informe de ObservaTur, solo el 35% de los españoles ha elegido este agosto para irse de vacaciones, el porcentaje más bajo desde que hay registros. Y no es solo una cuestión de dinero (aunque los precios disparados no ayudan): se trata también de calidad de vida y de conciliación.
Con el auge del teletrabajo y la jornada intensiva en muchos sectores durante los meses de verano, muchos optan por quedarse en casa, disfrutar de tardes libres sin renunciar a la comodidad del hogar y evitar las aglomeraciones típicas de agosto. Si te lo puedes permitir, trabajar con más calma en agosto y viajar en junio o septiembre se está convirtiendo en la fórmula ganadora.
Y es que los destinos turísticos clásicos están saturados. Cada año crece el número de personas que busca huir del gentío y de los precios de temporada alta. Además, los jubilados —que hasta hace poco llenaban hoteles en pleno agosto— han cambiado de estrategia: ahora prefieren viajar en meses más tranquilos y económicos. Eso sí, con un gasto medio que sigue siendo el más alto, superando los 900 euros por persona.
Vacaciones troceadas y desestacionalización
La clásica imagen de cerrar el portátil el 31 de julio y no volver hasta septiembre está en peligro de extinción. Hoy se imponen las vacaciones fraccionadas: escapadas más cortas pero más repartidas a lo largo del año, aprovechando puentes, Semana Santa o incluso fines de semana largos.
Los hosteleros ven bien esta tendencia porque contribuye a desestacionalizar el turismo, lo que permite mantener la actividad en meses tradicionalmente más flojos y alivia la presión de los picos de verano.
Eso sí, las familias con hijos siguen atadas al calendario escolar, lo que explica que julio y agosto aún concentren buena parte del turismo nacional, especialmente en zonas de sol y playa. Pero incluso entre este público cautivo, cada vez hay más voces que apuestan por reducir los días y cambiar de escenario para escapar, al menos un poco, del caos de agosto.
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