
El Atronador Fest vuelve en 2025 reafirmando su identidad como uno de los encuentros imprescindibles para quienes buscan habitar los márgenes del sonido y la creación colectiva. Con sede en el espacio cultural Las Cigarreras, el festival, que se celebra el 26 y el 27 de septiembre, se convierte durante varios días en un laboratorio vivo de música experimental, arte sonoro y prácticas performativas que invitan a la escucha activa y a la exploración de los límites acústicos.
La edición de este año reúne a una nómina de artistas que destacan por su capacidad de empujar fronteras:
- Arnáiz y Gómez
- Cosmic Lithium
- Jonathan Bergen
- Mascletá
- Ruider4
- Santiago López
- Tendencia Imposible
- White Chief
Cada proyecto promete una experiencia distinta: desde exploraciones minimalistas hasta densas arquitecturas de ruido, pasando por performatividades que desdibujan la línea entre concierto e instalación.
Competencia y comunidad: el latido del festival
Uno de los momentos más esperados será la tercera edición del Muro del Ruido, concurso de creación sonora en directo que desafía a los participantes a levantar un muro sonoro de un minuto con apenas diez minutos de preparación. La inmediatez y el riesgo se mezclan aquí con la energía colectiva, pues tanto el público como el jurado intervienen en la elección de los ganadores, premiando la experimentación más radical.
A ello se suma el Desguace Sonoro, mercadillo de trueque musical donde sintetizadores portátiles, cajas de ritmos, equipos antiguos y objetos singulares cambian de manos. Es, en esencia, un punto de encuentro para creadores, coleccionistas y amantes del hazlo tú mismo, que refuerza el espíritu comunitario del festival.
Un festival abierto y gratuito
El Atronador Fest 2025 mantiene su apuesta por la accesibilidad: todas las actividades son gratuitas e inclusivas, buscando que cualquier persona pueda acercarse a descubrir nuevas propuestas y sumarse a una comunidad en torno al sonido contemporáneo.
Con su combinación de conciertos, concursos, trueque y escucha colectiva, el festival vuelve a consolidarse como una cita imprescindible para quienes entienden la música no solo como entretenimiento, sino como un espacio de investigación, riesgo y encuentro.
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