
El debut homónimo de Aurora Roja es, ante todo, una declaración de intenciones. José Pazos (Futuro Terror), Óscar Mezquita (alma inquieta de la escena subterránea y de Flexidiscos) y Paula Guillem (Perdón por Todo) mantienen las guitarras afiladas y la tensión punk, pero se atreven a abrazar un pop sucio, directo, con militancia colorada y sin artificios, construido con una delicadeza textural que sorprende y cautiva desde la primera escucha de aquel adelanto, también de nombre «Aurora Roja» que nos regalaron en Mayo.
Si antes la brújula señalaba a Wipers, ahora el horizonte se abre hacia la melancolía luminosa de The Evens, The Bats o Dick Diver. Ocho canciones que encuentran fuerza en la contención, en arreglos mínimos pero llenos de intención, donde cada acorde y cada silencio parecen tener el peso justo.
El disco se abre con “Aurora Roja”, una canción homónima que funciona como manifiesto y refugio: armonías vocales cálidas, melodías que se incrustan sin estridencias y un mensaje que busca ser resquicio de esperanza en un presente que se empeña en parecer distópico. Como en la novela de Baroja que citan, esta aurora que promete “crujir el viejo edificio social” se erige aquí en clave pop, brillando en un registro íntimo y esperanzador.
Es inevitable, por vicio, encontrar reminiscencias de Futuro Terror, sobre todo en el pulso rítmico y en cierta forma de entender la canción como himno colectivo, pero aquí la urgencia se traduce en otro lenguaje: el de la sencillez bien trabajada, el de la melodía que acaricia más que golpea.
Con este debut bajo el sello Humo Internacional, Aurora Roja se presenta no solo como un proyecto paralelo de tres músicos curtidos, sino como una banda con voz propia. Ocho cortes que apuestan por el pop en su forma más honesta y vitalista, una apuesta que resplandece por su frescura y por la capacidad de transmitir tanto con tan poco.
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