
El Campello se queda sin la ampliación de su arrecife artificial por una decisión más que discutible de la Dirección General de Costas, que ha vuelto a hacer gala de su ya habitual actitud de freno ante cualquier propuesta que implique intervenir el litoral, por bien fundamentada que esté.
El proyecto contemplaba el hundimiento de un bloque de hormigón de casi 9.000 toneladas donado por una empresa privada, que lleva desde 2021 ocupando espacio en el muelle 19 del Puerto de Alicante, acumulando costes y desgaste sin ningún beneficio. La iniciativa contaba con informes favorables tanto desde el punto de vista ecológico como turístico: se esperaba que revitalizara la fauna marina y generara un nuevo polo de atracción para el buceo recreativo. El matiz de la parte del Ayuntamiento vendría aquí, porque claro, aquí el turismo de la sobre-explotación, podría ser peligroso.
Pese a ello, Costas ha denegado la modificación de la concesión necesaria para ejecutar la operación. Y lo ha hecho ignorando los avales técnicos y la falta de objeciones de otros organismos públicos implicados. Su negativa, basada en argumentos formales, ha tirado por tierra un proyecto que buscaba combinar conservación marina y promoción turística.
La administración local, que impulsó la iniciativa, considera que el bloqueo carece de justificación real. Mientras tanto, desde otros sectores, como EUPV, también, se exige saber en qué punto queda ahora la donación, qué pasos legales se han dado y si todavía es posible recuperar la propuesta.
Lo cierto es que el bloque sigue amarrado, los costes se acumulan, y la oportunidad —una de las pocas que combinaba inversión privada, beneficio ambiental y valor turístico— se desvanece sin que Costas aporte una alternativa ni una visión constructiva. Solo otra negativa más en su largo historial de parálisis.
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