No sé por qué, hasta hoy no había visto Fleabag. Por una razón u otra, es como si hubiera esperado a un momento transigente y cambiante, en mi cuerpo para degustarla.
- Puedes verla AQUÍ en inglés subtitulado al español
Siempre queremos autoreflejarnos en el espejo de la vida, como un halo de éxito, un futuro esperanzador y un sueño que es cuestión de tiempo que se cumpla. Y quizá, sólo quizá, a veces, deberíamos saber hacer el ejercicio opuesto y vernos como insulsos seres sin trascendencia, sirviendo té en un café casi vacío, o sentados en el fondo de una Iglesia, sabiendo a ciencia cierta, que Dios sólo existe, cuando las cosas nos van como el culo.
He consumido unas seis horas de mi última semana en hacer ese ejercicio a través del diálogo cerrado entre Phoebe Walter-Bridge y Sian Clifford. Captando ideas de perdedoras como yo, a las que un triunfo relativo, les alegra el día. Y sino hay triunfo, pues siempre puedes masturbarte, o gritarle a esa persona que te quiere, aunque no siempre os lo digáis abiertamente.
No me gusta verme así. A nadie le gusta, supongo. Quizá nos alivie ver que hay vidas peores, o vidas reales que llenan de argumentos guiones, a través de esos imposibles que nos amargan la existencia estando ahí, visibles, aspirables e inaccesibles a la vez.
Debe ser que me encanta el matiz inglés del humor. O que sin serlo, hay veces, que siento esa parte que hace que las hormonas te eleven y te hundan (y viceversa), en apenas unos minutos. Tiendo a ser frío, como Fleabag, neurótico como Claire, temeroso como el marido, o parco en palabras como el padre. Me dejo dar por culo (no literalmente) y podría enamorarme de un detalle y perpetuarlo eternamente, como si el tiempo jugara a mi favor.
Tiene cierto aire melancólico. Y debe ser así, porque ayer yo era el que estaba al lado del diván, y hoy, tumbado en él, siento que estoy hablando solo. Supongo que el zorro y la cobaya, forman mi particular capítulo inédito número 13. Pero si algún día te sientes así – Y no la has visto – prueba a verla. A ver que te autodiagnosticas tú.
















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