
El Ayuntamiento de Alicante ha concedido licencia ambiental y de obras para la ampliación del complejo turístico y deportivo ‘El Plantío’, en la Carretera Vieja de Elche. El proyecto contempla la construcción de 147 nuevos apartamentos turísticos y una piscina de 1.000 metros cuadrados, sumándose a los 98 apartamentos ya existentes (menos mal que se aprobó ayer la moratoria…)
El complejo se encuentra lindando con una zona no edificable, una franja de terreno que, por su valor ambiental, debería actuar como límite a la expansión urbanística. Sin embargo, una vez más, se opta por forzar los márgenes de lo permitido en lugar de respetar el equilibrio natural. A veces, hay que saber decir “hasta aquí” al cemento.
En una ciudad que ya padece de una evidente saturación de hormigón, que sufre con frecuencia de colapsos en su infraestructura urbana y que tiene serias carencias en movilidad, mantenimiento de barrios y servicios públicos, resulta cuestionable que se prioricen licencias para complejos turísticos de lujo en lugar de atender los problemas estructurales reales de Alicante.
Además, la necesidad más urgente no está en la expansión de la oferta para visitantes, sino en la vivienda digna para residentes. Alicante carece de un parque suficiente de vivienda protegida, y cada nuevo proyecto turístico de este tipo no hace más que elevar los precios, favorecer la gentrificación y alimentar la especulación inmobiliaria.
La inversión privada no debería servir de excusa para justificarlo todo. Ampliar un resort junto a una zona sensible es otro paso hacia un modelo de ciudad que favorece a unos pocos y olvida a los que la habitan. Alicante no necesita más apartamentos turísticos. Necesita visión, equilibrio y respeto por su territorio.
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