
La provincia de Alicante ha vivido este martes un episodio de fuertes lluvias que llevó a decretar la alerta roja en varias comarcas, aunque finalmente el temporal resultó menos grave de lo anticipado. Pese a ello, las autoridades insisten en que la prevención es fundamental para evitar riesgos.
Las precipitaciones se concentraron sobre todo en la Marina Alta y la Marina Baixa, donde municipios como Sella registraron hasta 75 litros por metro cuadrado en 12 horas, según datos de la Asociación Valenciana de Meteorología (Avamet). Otros acumulados destacados fueron los 68,6 litros en Callosa d’En Sarrià, 52,6 en Tàrbena, 46,6 en Parcent o 43,8 en Castell de Guadalest. También se midieron 39,2 en Dénia, 37 en Xàbia, 43 en Polop, 41,2 en Relleu y 40,1 en Finestrat.
El temporal provocó incidencias en carreteras y cancelaciones de clases, especialmente por el espectacular reventón térmico que afectó a la Vega Baja. Sin embargo, la situación se normalizó durante la tarde, quedando la provincia en alerta naranja hasta la noche.
Vuelta a la normalidad
Este miércoles la actividad académica se reanuda con normalidad en todos los niveles educativos: Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato, Formación Profesional y Educación Especial. También retoman las clases la Universidad de Alicante (UA) y la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH).
Las lecciones pendientes
Aunque el episodio no haya tenido un impacto tan grave como se temía, la jornada dejó algunas reflexiones. En primer lugar, la necesidad de que las decisiones sobre el cierre de colegios y universidades tengan en cuenta no solo la seguridad, sino también la conciliación familiar.
En segundo lugar, el papel clave del transporte público en situaciones de emergencia: cuando es necesario depender de autobuses, trenes o tranvías, las carencias en las frecuencias y la cobertura se hacen evidentes. Este temporal ha recordado que, más allá de los avisos meteorológicos, mejorar la red de movilidad sostenible sigue siendo una asignatura pendiente.
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