La lucha de un hombre ya en los 40, a caballo entre la juventud y la vejez. Una batalla a cara de perro contra la dicotomía de quien se siente joven, pero su realidad muestra a una persona que está más cerca del Imserso que del movimiento universitario. Esta condición le genera un constante debate entre el optimismo y el pesimismo. Lo que es indudable es que sigue en guerra y no se va a callar nada. Él es el abanderado de “la furia inofensiva”.
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