
La Diputación de Alicante ha destinado este año 300.000 euros a la Campaña de Difusión de Música y Teatro, una iniciativa que financiará 168 actuaciones en 135 municipios de la provincia. El objetivo es acercar la cultura a todos los rincones del territorio, con propuestas que abarcan teatro infantil y de adultos, danza, música, cine, magia y circo. Sin embargo, esta inversión vuelve a evidenciar una falta de cohesión y estrategia global en la gestión cultural provincial.
Lejos de responder a un proyecto cultural con visión de conjunto, estas ayudas se reparten sin una programación común, sin una agenda que evite solapamientos ni una infraestructura que permita conectar a los ciudadanos con las actividades ofertadas. En lugar de apostar por un plan coordinado que permita a la población desplazarse entre municipios, disfrutar de circuitos estables o descubrir una oferta cultural consolidada bajo un sello provincial reconocible, se opta por una dispersión de actuaciones que, aunque útiles para municipios con escasos recursos, no construyen un proyecto cultural sólido para el conjunto del territorio.
Esta fragmentación en la gestión refuerza las desigualdades entre zonas y diluye el potencial transformador que podría tener la cultura como eje de cohesión, dinamización y revitalización del medio rural. No se trata solo de financiar eventos puntuales, sino de crear ciclos estables de música, escénicas, arte o literatura con recorrido, visibilidad y continuidad, acompañados de medidas que faciliten el acceso, como transporte público o acciones de difusión efectivas.
En lugar de una política cultural estructurada, lo que se observa es una suma de actos individuales sin coordinación. Una oportunidad perdida para construir un verdadero ecosistema cultural alicantino, más allá de la simple distribución de fondos.
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