
La deriva derechista de la Unión Europea empieza a materializarse en decisiones que priorizan, sin disimulo, los intereses empresariales por encima de los derechos ciudadanos. Este jueves, los ministros de Transportes de la UE han dado luz verde a un reglamento que permitirá seguir cobrando por el equipaje de mano en cabina, una práctica abusiva que ya fue sancionada en 2024 en España, pero que ahora amenaza con normalizarse a escala continental.
El voto en contra de España, junto al de Alemania, Portugal y Eslovenia, no ha sido suficiente para frenar esta iniciativa. Austria y Estonia se abstuvieron, facilitando que la mayoría cualificada necesaria diera por buena la propuesta. Aunque aún debe ser debatida en el Parlamento Europeo, la dirección está clara: más privilegios para las aerolíneas, menos derechos para los pasajeros.
Pero el retroceso no acaba ahí. El nuevo texto también contempla ampliar de 3 a 4 (y hasta 6) horas el retraso mínimo necesario para que un pasajero tenga derecho a compensación por demora. En la práctica, esto significa que muchos viajeros que hoy podrían reclamar una indemnización quedarán desprotegidos, atrapados en un marco regulador más permisivo con las compañías y menos exigente en la defensa de los consumidores.
«No podemos apoyar esta propuesta», denunció el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, quien lamentó que se esté cruzando una «línea roja» que “empeora claramente la posición de los pasajeros”.
Una Europa menos social y más empresarial
La aprobación de este reglamento no se puede entender al margen del contexto político europeo. El viraje conservador de las instituciones se traduce, como en este caso, en una complacencia creciente hacia las grandes empresas y un desprecio cada vez más evidente por los derechos sociales y del consumidor. La lógica del mercado, promovida por los gobiernos conservadores y ultraliberales, empieza a colonizar todos los espacios, incluidos los más básicos: como el derecho a viajar sin ser penalizado por llevar una mochila.
Desde el Gobierno español, el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, calificó directamente de “ilegal” el intento de legitimar el cobro por el equipaje de mano, una práctica que calificó de abusiva y que ha sido objeto de una multa récord en España en 2024. “No está todo perdido”, escribió en su cuenta de Bluesky. “España y Alemania se han mantenido firmes. Seguiremos peleando en el Parlamento Europeo”.
Las aerolíneas, las grandes beneficiadas
No es casual que sean las aerolíneas las grandes beneficiadas de este reglamento. En 2024, compañías como Ryanair, Vueling o EasyJet fueron sancionadas con más de 150 millones de euros por obligar a pagar por llevar equipaje a bordo o por imponer costes absurdos como los 20 euros por imprimir una tarjeta de embarque. Ahora, tras intensas presiones y lobby en Bruselas, buscan blanquear esas prácticas y convertirlas en norma.
La UE, cada vez más desconectada de las necesidades del ciudadano medio, parece dispuesta a facilitar ese proceso.
















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