
El precio del alquiler en Alicante ciudad ha alcanzado niveles que resultan insostenibles para buena parte de la población joven. Con una media de 1.120 euros mensuales por un piso de 80 m², la ciudad bate récords y empuja a muchos menores de 35 años a renunciar a su emancipación o a buscar alternativas en municipios cercanos como San Vicente del Raspeig, donde el alquiler ronda los 800 euros.
Sin embargo, esta huida hacia localidades del entorno no resuelve el problema de fondo, sino que lo traslada unos kilómetros más allá. A medida que aumenta la presión sobre esos municipios, los precios tenderán también a subir, reproduciendo la misma dinámica que hoy expulsa a los jóvenes de Alicante.
¿Qué soluciones existen?
Los expertos advierten que es imprescindible actuar de manera estructural para garantizar que la vivienda no sea un lujo, sino un derecho:
- Aumento del parque de vivienda asequible
- Promoción de vivienda pública en alquiler con precios ajustados a la renta media de los jóvenes.
- Incentivos a cooperativas de vivienda y fórmulas de cesión de uso.
- Regulación de los pisos turísticos
- Limitar licencias en barrios saturados para liberar viviendas para uso residencial.
- Establecer cuotas proporcionales por distrito que eviten la expulsión de los residentes.
- Fomento de la vivienda compartida y coliving regulado
- Apoyar proyectos de alquiler flexible y espacios comunitarios adaptados a jóvenes y estudiantes, garantizando precios razonables.
- Medidas fiscales y ayudas directas
- Ampliar los bonos de alquiler joven y establecer deducciones fiscales para propietarios que alquilen a precios por debajo de mercado.
- Penalizar fiscalmente la vivienda vacía mantenida con fines especulativos.
Alicante, ¿ciudad para vivir o para visitar?
Según los datos, las familias alicantinas destinan ya el 37% de sus ingresos al pago del alquiler, un porcentaje que supera con creces las recomendaciones de los organismos internacionales. Si no se interviene, advierten los expertos, Alicante corre el riesgo de convertirse en una ciudad diseñada para el turismo y no para sus residentes.
Mudarse a otro municipio puede ser una salida inmediata, pero no deja de ser un parche: desplazar el problema no lo soluciona. La clave está en afrontar de raíz la falta de vivienda asequible, equilibrando el mercado para que jóvenes y familias puedan construir su futuro en Alicante sin necesidad de abandonar la ciudad.
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