
El pasado mes de julio, un incendio forestal en la comarca de l’Alcoià (Alicante) arrasó 188 hectáreas, de las cuales la mayor parte correspondía al término municipal de Ibi y al Parque Natural de la Font Roja. Un equipo de la Universidad de Alicante, en colaboración con la Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), ha constatado que la vegetación mediterránea de este enclave posee una notable capacidad de regeneración natural.
La investigación subraya que los ecosistemas mediterráneos llevan conviviendo con el fuego miles de años. Muchas especies han desarrollado estrategias para sobrevivir e incluso aprovechar este tipo de perturbaciones. Algunas plantas rebrotan gracias a estructuras subterráneas, mientras que otras protegen sus semillas en cubiertas duras o en piñas que solo liberan su contenido tras la exposición a altas temperaturas. Así, el carrascal y los pinares afectados muestran ya signos de recuperación, incluso en ausencia de precipitaciones inmediatas.
No obstante, los especialistas insisten en que esta capacidad de resiliencia no debe confundirse con inmunidad. El riesgo real está en la pérdida del suelo, un recurso lento en formarse y esencial para que la vegetación prospere. Allí donde la erosión es más intensa, la regeneración puede verse comprometida de manera irreversible.
La ciencia ofrece una conclusión clara: es imprescindible identificar las zonas más vulnerables, invertir en medidas de protección del suelo y reforzar los programas de prevención de incendios. La regeneración espontánea de la Font Roja es alentadora, pero confiar únicamente en la resiliencia natural de estos ecosistemas equivale a dejar su futuro al azar. La investigación es contundente, y lo que falta son presupuestos y planificación: prevenir cuesta menos que reparar.
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