
Esta semana nos deja una cosecha nacional especialmente jugosa, con propuestas que van del post-punk atmosférico al pop caribeño, pasando por el rock costumbrista, la electrónica mutante o la canción de autor con raíces. Diez discos recién salidos del horno que confirman que la escena estatal sigue tan inquieta como inspirada.
Dale al play, que aquí no hay relleno.
1. TERCER SOL – La ciudad reflejada (bcore)
En La ciudad reflejada, Tercer Sol afina su propuesta shoegaze con una madurez sonora que envuelve como una neblina densa, pero luminosa. Las guitarras, empapadas en delay y reverb, dibujan paisajes urbanos que se derriten entre melancolía y furia contenida, mientras la voz —más instrumento que relato— flota espectral sobre un muro de sonido que recuerda tanto a los My Bloody Valentine más introspectivos como a la crudeza emocional de Slowdive. La producción, cristalina sin perder textura, permite que cada capa respire y dialogue, construyendo una atmósfera donde lo introspectivo y lo expansivo conviven en equilibrio. Es un disco que no solo se escucha: se habita.
2. BIBLICAL SOCCER – Filigranas, fundinazo (marilians records)
Desde Granada, Biblical Soccer revientan la escena con Filigranas, fundinazo, un debut que combina el vértigo del post-punk con la ironía andaluza bien calibrada. El álbum suena como si Triángulo de Amor Bizarro jugara un partido en el viejo Los Cármenes con Parquesvr en la grada. Riffs incisivos, bajo musculado y una batería que no da tregua sostienen letras que alternan lo costumbrista y lo distópico, siempre con un guiño afilado y una energía urgente. Es un trabajo que suena a asfalto y a sarcasmo, a calor de provincia con distorsión bien medida.
3. SVSTO – Crisis (primavera labels)
Crisis es un manifiesto sonoro donde SVSTO canaliza la ansiedad contemporánea a través de una electrónica abrasiva y cerebral. El productor catalán mezcla ritmos rotos, glitches quirúrgicos y texturas industriales con una intención casi política: cada track es una sacudida que refleja la fragilidad de un sistema al borde del colapso. Lejos del hedonismo de la pista, aquí hay tensión, ruptura, y una pulsión casi punk desde lo digital. Influencias del UK bass y el IDM conviven con una sensibilidad mediterránea encapsulada en detalles mínimos pero elocuentes. Crisis no busca consuelo, sino confrontación. Y lo hace con una precisión quirúrgica y una estética radicalmente contemporánea.
4. MALDITO RAMÍREZ – Cenizas (tortuga records)
Con Cenizas, Maldito Ramírez entrega su trabajo más introspectivo y depurado, una suerte de folk volcánico donde lo emocional y lo telúrico se funden con naturalidad. Desde las Islas Canarias, el cantautor construye un universo sonoro donde el eco de lo ancestral convive con arreglos contemporáneos que beben del americana, el blues fronterizo y una sensibilidad lírica que nunca cae en el tópico. Su voz rasgada, casi de otro tiempo, arrastra las cenizas de lo vivido con una honestidad que quema lento. Las guitarras acústicas, los detalles percusivos y la producción contenida permiten que cada silencio pese tanto como cada verso. Cenizas es un disco que mira al pasado sin nostalgia y al paisaje con pertenencia.
5. JOHN HUMPHREY COCONUT – Love, the way home
Love, the way home es un viaje tropicalista de espíritu libre y alma pop que consolida a John Humphrey Coconut como un alquimista del groove emocional. El disco destila calidez analógica y psicodelia suave, con sintetizadores vintage, líneas de bajo sedosas y melodías que flotan entre el exotismo y el costumbrismo afectivo. Hay algo profundamente cinematográfico en su forma de componer, como si cada canción fuese una postal sonora enviada desde un lugar donde el amor y la melancolía conviven con palmeras y reverberación. Más que un álbum, es una deriva sensorial hacia un hogar que no es lugar, sino estado de ánimo.
6. ALEIX TRIADO – Sense origen ni destí (ventilador music)
En Sense origen ni destí, Aleix Triado despliega un cancionero íntimo y atemporal que transita sin prisa entre la canción de autor, el folk mediterráneo y una poesía que se enraíza tanto en la duda como en la contemplación. Su voz, serena pero firme, guía composiciones delicadas donde la guitarra acústica dialoga con arreglos sutiles y cuidados, dejando espacio al silencio y a la respiración. El disco no busca epatar, sino acompañar: es un mapa emocional sin coordenadas fijas, donde el trayecto importa más que el destino. Un debut que se siente como una conversación al atardecer, honesta y sin artificios.
7. LA SENTINA – Electricitat
Con Electricitat, La Sentina firma su trabajo más incisivo y eléctrico hasta la fecha, un álbum que abandona la introspección folk de sus inicios para abrazar un sonido más directo, crudo y eléctrico, sin perder la carga poética que lo caracteriza. Las guitarras chispean con nervio postpunk, las letras disparan imágenes cargadas de tensión cotidiana y existencial, y la producción apuesta por una inmediatez casi urgente, como si cada canción fuera un relámpago en medio de un apagón emocional. Electricitat no solo sacude, también ilumina: un disco que vibra entre la distorsión y la lucidez, reafirmando a La Sentina como una voz singular dentro del panorama alternativo en catalán.
8. THE MALLOR-KINGS – Original (producciones blau)
Original es una carta de presentación vibrante y desenfadada en la que The Mallor-Kings combinan con soltura el ska, el rocksteady y el soul clásico con una actitud festiva y muy balear. Con una sección de vientos afilada, una base rítmica contagiosa y una producción cuidada pero con sabor añejo, el grupo mallorquín entrega un disco que suena tanto a homenaje como a declaración de intenciones. Hay frescura, hay groove y, sobre todo, hay autenticidad en cada corte: The Mallor-Kings no buscan impostar estilos, los viven. Original es puro ritmo con acento mediterráneo, ideal para mover el cuerpo y levantar el ánimo sin perder el respeto por las raíces del género.
9. BENITO KAMELAS – Justicia poética (maldito records)
Con Justicia poética, Benito Kamelas firman un disco que suena a reafirmación y a pulso vital, manteniendo intacta la esencia del rock urbano que los vio crecer, pero con una producción más pulida y mensajes que, sin perder rabia, ganan en perspectiva. Guitarras afiladas, estribillos coreables y letras que hablan de calle, dignidad y cicatrices compartidas hacen de este álbum un regreso con corazón, músculo y memoria. La banda valenciana entrega un trabajo honesto y combativo, donde cada canción parece escrita con tinta y pólvora, pero también con ternura. Justicia poética no reinventa su discurso, lo honra: es una declaración de principios en plena forma.
10. LUIS DH – Starlight
Starlight es el reflejo de una evolución musical que se aleja de las fórmulas convencionales y abraza un sonido electrónico refinado y emocional. Luis DH crea un paisaje sonoro etéreo y envolvente, donde el synth-pop se fusiona con elementos de chillwave y música ambiental, dando lugar a una atmósfera introspectiva pero llena de luminosidad. Las melodías, delicadas pero con una carga emotiva potente, se entrelazan con su voz suave, como un susurro cósmico que se pierde entre las estrellas. El álbum es una invitación a la contemplación, donde cada pista es un destello efímero de belleza que invita a desconectar del ruido exterior y viajar hacia el interior. Starlight es un ejercicio de sensibilidad, un disco lleno de sutilezas que demuestra la capacidad de Luis DH para transformar lo digital en pura emoción.
*Los discos de las semanas anteriores: https://quefas.es/category/x-fas/10-discos/
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