
En una sociedad cada vez más individualista, donde la soledad se convierte en una amenaza silenciosa para las personas mayores, resulta alentador saber que no todo está perdido. Aún queda espacio para el acompañamiento, aunque venga en forma de circuitos y sensores. Ese es el caso de «Pepe», el nombre con el que mayores y niños del Hogar Provincial de Alicante han bautizado a uno de los robots sociales presentados recientemente en el centro.
Estos robots, desarrollados por la Universidad de Alicante, no son simples máquinas: son una apuesta por combatir el aislamiento y fomentar el bienestar emocional y físico en la tercera edad. En realidad, se trata de dos dispositivos distintos: Peppers, con apariencia humanoide, y GO2, un robot de cuatro patas similar a un perro, ambos equipados con cámaras y sensores para evitar obstáculos.
GO2 puede ser guiado por control remoto o seguir a una persona mediante un pequeño clip sujeto a la ropa. Es capaz de saludar, saltar, bailar, agacharse y mantener una interacción sencilla gracias a su sistema de inteligencia artificial. Su función principal es animar a las personas mayores a moverse, reducir el sedentarismo y, con ello, mejorar su estado físico y anímico.
Esta iniciativa también ha contado con la participación de niños de la Escuela Infantil del centro, acercándoles desde pequeños a la robótica social como herramienta para afrontar los desafíos de una sociedad que envejece.
La experiencia forma parte de un estudio con una decena de usuarios, enmarcado en el programa de ayudas para la investigación del envejecimiento de la Fundación ICAR 2023. Los resultados servirán para trazar nuevas líneas de trabajo en robótica social, con especial atención al envejecimiento activo.
El acto de presentación ha reunido a representantes institucionales y miembros del equipo investigador de la Universidad de Alicante, comprometidos con una visión más humana y acompañada de la vejez, donde la tecnología no sustituye, pero sí acompaña.
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