Cada año, tras cualquier evento multitudinario, surge la misma incógnita: ¿cuánta gente ha asistido realmente? En el caso de las Hogueras de Alicante de 2025, el Ayuntamiento no ha dudado en lanzar la cifra de dos millones de visitantes, presentándola como un récord que superaría incluso a celebraciones tan masivas como las Fallas de València. Sin embargo, basta con observar algunos datos objetivos para entender que esta estimación carece de fundamento y responde más al afán de generar titulares grandilocuentes que a un análisis riguroso de la realidad.
Alicante dispone, según los últimos informes municipales, de cerca de 28.000 plazas alojativas, entre las que se cuentan 19.000 en viviendas turísticas, 7.164 en hoteles, 675 en hostales y 918 en pensiones. Con esta capacidad limitada y sin que se haya producido un refuerzo masivo de infraestructuras como transporte, servicios sanitarios o limpieza, resulta difícil sostener que la ciudad pueda acoger cómodamente a dos millones de personas en apenas unos días.
Los expertos en turismo llevan tiempo advirtiendo sobre la necesidad de establecer metodologías claras y transparentes para calcular el impacto real de los grandes eventos. No es casualidad que en otras localidades turísticas se utilicen ya tecnologías como el análisis del consumo de agua o la geolocalización de dispositivos móviles para obtener datos fiables. Frente a esto, Alicante sigue recurriendo a cifras que parecen sacadas más de una campaña de promoción que de un informe técnico, lo que acaba minando la credibilidad institucional.
Además, se ignora con frecuencia un aspecto clave: aunque es cierto que muchos visitantes pueden llegar desde localidades cercanas sin necesidad de pernoctar, la capacidad de la ciudad en términos de movilidad, aparcamiento y servicios públicos sigue siendo limitada. Si realmente se recibieran dos millones de personas, las consecuencias en términos de saturación serían evidentes y, hasta ahora, ni los atascos ni los colapsos en los servicios han alcanzado tal magnitud.
En definitiva, inflar las cifras de visitantes puede servir para alimentar titulares y justificar determinadas políticas, pero no contribuye a una planificación seria y responsable. Alicante necesita datos reales, no números hinchados, para gestionar de forma eficiente su proyección turística y su capacidad de acogida.
Deja una respuesta