
La vida en torno a un festival es lo que hace que este funcione… y dure. Benidorm es un contexto en si mismo, porque cuando los instrumentos callan y los lowers deberían dormir, se abre la puerta de un escenario alternativo que mezcla playa, zona de pintxos, guiris con espaldas rojas, rincones kitsch para gustos exigentes y olor a mercadillo.
Es una especie de quinto escenario, sin horarios. Abierto a improvisaciones que hacen que tu cuerpo huela a sal, mientras te comes una marinera y suena Supersubmarina, en esa lista que no han cambiado en 10 años, de la Cava Aragonesa.
El respiro de un festival, forma parte de su idiosincrasia. Las 20.000 almas que llenan Benidorm, necesitan mimetizarse, charlar, subir los niveles de Colesterol HDL con un mañaneo, que muchas veces se traduce en tardeo y un pase de modelos, con outfits alternativos a todo eso que vemos luego, cuando el sol se va y no puedes llevar chancletas, ni un bañador con toalla (a no ser que tengas pase en la fucking VIP Pool).
Yo, reconozco que echo de menos un poco de música en directo. Con un autobús con amplis en su techo aparcado en el malecón de la playa, con una charanga tocando temas de Fangoria y Love Of Lesbian por las calles, o en algún bar con aire acondicionado y cerveza fría, como el RockStar, por ejemplo.
Es obvio que Benidorm no es Aranda. Que contiene cientos de formas de vivir diferentes, merodeando por los mismos sitios y que parece haberse instaurado como exclusiva, la fiesta no oficial, de la Cava. Pero la realidad, es que hay más pulseras del LOW consumiendo cosas por la calle del coño y colindantes, que guiris, veraneantes o benidormenses. Y estaría guay, que ahora que se han cumplido 15 añazos de festival, el año que viene lo celebraran dando una vida diferente a todo ésto, como hacen en Murcia (con el WARM) o en Alicante (con el Spring).
Es una sugerencia, que viene de experiencias mágicas en otros lados, cientos de conversaciones, que he tenido al respecto estos dos días. Hay bandas locales que se morirían por tocar. Gente a la que la música en directo nunca le satura y otros, que, por ejemplo, hoy (domingo) planteamos un tercer día diferente, con vermú, comida y un ritmo más relajado para la noche. Molaría tener un quinto escenario, ambientando todo esto.
Pero eso… es sólo una sugerencia…
No puedo estar más de acuerdo