
Por si el calor no fuera suficiente, llega el deporte municipal estrella: cazar una cita previa.
Si alguien cree que conseguir una cita para empadronarse en Alicante es un trámite aburrido y rutinario, es que no lo ha intentado en verano. Lo que para cualquier ayuntamiento sería un servicio básico, aquí se convierte en una experiencia de escape room… pero sin la parte divertida ni el aire acondicionado.
El sistema funciona —según el Ayuntamiento— a la perfección: no hay problemas informáticos, solo un delicado equilibrio zen entre horario reducido y personal de vacaciones. Vamos, que si no consigues cita, es porque no has alcanzado la iluminación administrativa.
Modo de juego:
- Nivel 1: Conectarse a medianoche para el gran “reseteo” diario.
- Nivel 2: Llamar a primera hora y esperar que el operador te atienda antes de que las citas vuelen como entradas para un concierto.
- Nivel 3: Descubrir que si vas en persona… no te atienden sin cita. Game over.
Los vecinos, resignados, ya hablan del trámite como de un concurso de televisión: “A ver si hoy toca premio”. El premio, claro, es poder demostrar que existes para el sistema y acceder a cosas menores como la sanidad, la escolarización de tus hijos o ayudas sociales. Cosas sin importancia, ya saben.
Desde el consistorio tranquilizan: en septiembre todo volverá a la normalidad, como si la vida pudiera ponerse en pausa durante tres meses. Y, para los más modernos, recomiendan la sede electrónica con certificado digital… ese que, paradójicamente, muchas veces requiere estar empadronado para conseguirlo.
Mientras tanto, Alicante sigue bajo el sol, el castillo vigilando desde lo alto y sus vecinos practicando el noble arte de refrescar el navegador web a las 00:00. Olvídense de la playa o las tapas: este verano, la verdadera experiencia local es sobrevivir a la gincana del padrón.
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