
El Ayuntamiento de Alicante ha vuelto a cerrar la playa de La Albufereta tras detectarse parámetros anómalos en la calidad del agua. De nuevo, la bandera roja ondea en este arenal urbano, supuestamente por un episodio “puntual” de contaminación residual.
Sin embargo, quienes nos bañamos aquí sabemos que no es un hecho aislado. Los olores nauseabundos y los cambios extraños en el color del agua se repiten cada verano. No hablamos de un mar limpio con un problema esporádico, sino de una playa que demasiadas veces se parece más a un río de aguas fecales que a un espacio apto para el baño.
La respuesta del Ayuntamiento se limita a cerrar el acceso cuando las analíticas rebasan los límites establecidos y a esperar a que los parámetros vuelvan a la normalidad. Una actitud pasiva que en nada soluciona el problema de fondo. No se trata de vivir al filo de lo permitido, sino de garantizar que el agua de la Albufereta sea siempre segura y de calidad.
Los vecinos reclamamos soluciones reales y duraderas. La Albufereta no puede seguir siendo la playa donde el baño depende de la suerte y de lo que digan los análisis del día siguiente. La imagen de Alicante, y sobre todo la salud de quienes la utilizamos, merecen mucho más que parches temporales.
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