
En una ciudad que arrastra serios problemas de limpieza urbana, la gestión de los residuos se ha convertido en una cuestión prioritaria. El Ayuntamiento de Alicante ha aprobado el estudio de viabilidad para renovar y ampliar las infraestructuras del Centro de Tratamiento de Residuos (Cetra). La propuesta, presentada por una iniciativa privada, contempla una inversión cercana a los 93 millones de euros y una concesión de gestión por 20 años.
Los servicios técnicos municipales han considerado que esta propuesta ofrece una alta eficiencia económica y una optimización de recursos adecuada, lo que ha motivado su elección frente a otras alternativas presentadas. La futura licitación pública se basará en este estudio para redactar el anteproyecto y establecer los pliegos de condiciones.
La renovación del Cetra incluye la construcción de nuevas plantas de clasificación, tratamiento de residuos orgánicos y producción de compost y biogás, con el objetivo de incrementar la valorización de los residuos y reducir la cantidad destinada al vertedero. También se actualizarán las instalaciones de biometanización y tratamiento de lixiviados, así como la capacidad del vertedero, estimada para cubrir las necesidades hasta 2037.
Aunque el proyecto se presenta como una solución a largo plazo, también plantea interrogantes sobre si centrarse únicamente en grandes infraestructuras es la mejor estrategia. Alicante continúa siendo una de las ciudades con más retos en cuanto a limpieza y gestión de residuos, lo que sugiere que además de invertir en plantas y tecnología, sería clave adoptar políticas más ambiciosas de reducción de residuos, reciclaje efectivo y, sobre todo, concienciación ciudadana.
Fomentar la participación activa de la población, impulsar la educación ambiental desde edades tempranas y facilitar una correcta separación en origen podrían ser tan determinantes como las inversiones millonarias. La mejora real en el tratamiento de residuos no pasa solo por modernizar plantas, sino también por construir una sociedad más comprometida con el entorno.
Mientras tanto, continúan las actuaciones de mejora en la actual planta por valor de más de 17 millones de euros, especialmente para adaptar los procesos al uso del contenedor marrón para biorresiduos, cuya implantación se está extendiendo por toda la ciudad. Sin embargo, el verdadero reto para Alicante podría no estar tanto en la gestión técnica como en el cambio cultural necesario para reducir los residuos desde el origen.
Deja una respuesta