
En plena celebración de la Semana Santa el Ayuntamiento de Alicante ha decidido retirar del callejero el nombre de la avenida dedicada al Padre Ángel Escapa, religioso agustino, después de que se reconocieran dos casos de abusos sexuales cometidos por él a finales de los años setenta contra alumnos del colegio Agustinos de la ciudad.
Pese a que los hechos eran conocidos desde hace tiempo por antiguos alumnos y miembros de la comunidad educativa, la retirada no se ha producido hasta que la propia comunidad agustina ha admitido públicamente los abusos. La medida llega tarde, generando malestar entre quienes consideran que el reconocimiento institucional a una figura manchada por estos delitos nunca debió mantenerse.
La situación pone en evidencia la pasividad con la que, una vez más, se ha actuado desde la Iglesia, cuyas estructuras jerárquicas siguen mostrándose reticentes a asumir responsabilidades claras en este tipo de casos. Llama especialmente la atención la falta de reacción por parte de la Conferencia Episcopal, que sigue guardando silencio frente a hechos gravísimos que afectan directamente a su credibilidad y a la confianza de la sociedad.
Mientras tanto, las víctimas de estos abusos, como tantas otras dentro y fuera del ámbito eclesiástico, siguen esperando un reconocimiento real y no solo simbólico, que incluya reparación y justicia.
La decisión municipal ha sido comunicada al propio centro educativo de los Agustinos en Alicante, que deberá asumir también su parte en el proceso de revisión crítica de su historia. La eliminación del nombre del Padre Escapa del callejero no borra los hechos, pero al menos representa un paso hacia la reparación de una memoria herida durante décadas por el silencio y la indiferencia.
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