
La provincia de Alicante repite este septiembre el mismo patrón de los últimos años: la temporada alta cierra con cifras récord en julio, pero la llegada del otoño arrastra un retroceso inmediato en la afiliación a la Seguridad Social. Según los últimos datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el mes finalizó con 770.225 cotizantes, lo que supone 3.253 afiliados menos que en agosto y más de 11.000 menos respecto al récord histórico alcanzado en julio.
Aunque el paro se redujo tímidamente —255 personas menos hasta un total de 118.079 desempleados—, el mercado laboral vuelve a mostrar un rasgo estructural: la dependencia casi exclusiva del turismo y el comercio como motores de empleo, con contratos temporales y fuertemente estacionales.
El fin del verano pasa factura
Las ramas más golpeadas son, una vez más, la hostelería y el comercio, que concentran la mayor parte de las pérdidas: más de 3.000 afiliados menos en hoteles, bares y restaurantes, y otros 4.100 en el sector comercial. Estos ajustes estacionales son el reflejo de un modelo basado en la fuerte concentración de la actividad en los meses de verano y Semana Santa, pero con una capacidad limitada para sostener el empleo el resto del año.
La caída se amortigua gracias al repunte de la industria manufacturera (+1.000 afiliados) y sobre todo del sector educativo, que incorpora a más de 2.000 trabajadores con el inicio del curso escolar. La construcción también aporta una ligera mejora al reducir el paro en 434 personas.
La contratación creció un 41% en septiembre respecto al mes anterior, con 45.693 contratos firmados, de los cuales 24.642 fueron indefinidos, un 62% más. Sin embargo, el peso de los contratos temporales sigue siendo elevado (21.051), lo que refuerza la imagen de un empleo inestable, ligado a campañas y difícilmente sostenible en el tiempo.
El reto: de la bonanza turística a un modelo diversificado
Los datos confirman una paradoja que Alicante arrastra desde hace años: el éxito turístico de la provincia no se traduce en empleos estables ni de calidad. Cada temporada alta se cierra con récords de visitantes, ocupación y facturación, pero en cuanto cae la afluencia de turistas, la destrucción de puestos de trabajo es inmediata.
Expertos y agentes sociales coinciden en la necesidad de avanzar hacia la desestacionalización del turismo, potenciando un calendario de actividades culturales, deportivas, tecnológicas y de congresos que permita extender la actividad más allá del verano. Al mismo tiempo, se apunta a la urgencia de fomentar sectores alternativos, como la industria innovadora, la economía digital o las energías renovables, que ayuden a reducir la dependencia de la hostelería y el comercio.
La radiografía laboral de septiembre vuelve a mostrar la fragilidad del modelo económico provincial: mucho volumen en verano, pero poca capacidad para sostener el empleo en el resto del año. Un desafío que exige no solo medidas coyunturales, sino una estrategia de diversificación y reconversión productiva para que la prosperidad turística de Alicante tenga un reflejo real y duradero en el mercado de trabajo.
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