
Después de más de 15 años de promesas incumplidas, los vecinos del sur de Alicante se ven obligados, una vez más, a salir a la calle para reclamar lo que nunca debería haber sido motivo de protesta: el acceso digno a una zona verde pública. El próximo domingo 27 de abril, a las 12:00 h, una manifestación recorrerá la avenida de Elche, impulsada por la Asociación de Vecinos Parque del Mar, la FAVSA y la plataforma “Variante de Torrellano, ¡Ya!”. El objetivo: exigir la desafectación de los terrenos de ADIF junto a Casa Mediterráneo y la construcción inmediata de accesos provisionales al Parque del Mar.
Lo verdaderamente indignante no es solo el abandono de los terrenos ferroviarios, sino la dejadez institucional que ha permitido que esta situación se perpetúe durante décadas. Desde el día de su inauguración, el Parque del Mar permanece prácticamente inaccesible para los vecinos de los barrios colindantes. Todo por unas vías en desuso que atraviesan la zona y que se han convertido en una barrera física y simbólica, producto del olvido.
Mientras las administraciones implicadas —ADIF, el Ministerio de Transportes, la Generalitat y, en especial, el Ayuntamiento de Alicante— se pasan la pelota, las promesas se acumulan sin traducirse en acciones. Se anunciaron convenios, se vendieron titulares, incluso se habló de una firma inminente hace más de un año. Pero la realidad es tozuda: ni accesos, ni cesión de terrenos, ni soluciones concretas.
El papel del Ayuntamiento de Alicante resulta especialmente incomprensible. ¿Cómo es posible que, conociendo de primera mano la necesidad urgente de accesos al parque, no haya movido cielo y tierra para que este tema estuviera resuelto hace años? ¿Qué tipo de compromiso con la ciudad es aquel que permite que un espacio público siga cercado por unas vías que ya no sirven para nada?
La solicitud formal de 722 m² para pasos provisionales llegó demasiado tarde, y sin presión real ni voluntad política sostenida, se convierte en otro parche que ni siquiera ha sido aprobado aún. Mientras tanto, los terrenos siguen acumulando suciedad, maleza y olvido, en pleno centro urbano.
Los más perjudicados, como siempre, son los vecinos más vulnerables: personas mayores, niños y familias que no tienen alternativas para disfrutar de zonas verdes en verano. En una ciudad cada vez más castigada por el cambio climático, con temperaturas que se disparan y episodios de calor extremo cada vez más frecuentes, privar a la ciudadanía de espacios de sombra y frescor es una negligencia que roza lo inaceptable.
La hoja de ruta está clara y no admite más excusas: accesos provisionales ya, firma inmediata de los convenios pendientes y un proceso de planificación urbanística con participación vecinal real. Porque si algo ha quedado demostrado, es que solo con presión ciudadana se mueve algo en esta ciudad.
Este 27 de abril no es una manifestación más. Es un grito contra el abandono, una exigencia de respeto y una llamada de atención a un Ayuntamiento que lleva demasiado tiempo mirando hacia otro lado.
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