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Cuatro años de trinchera: el Ateneu Popular Plà Carolinas celebra su aniversario

4 de octubre de 2025 por Jon López Dávila Deja un comentario

El Ateneu Popular Plà Carolinas cumple cuatro años. Y para celebrarlo, montó una fiesta.
Una de esas que condensan todo lo que significa el barrio: compromiso, desobediencia, alegría, y sobre todo, comunidad.

El espacio se ha quedado pequeño entre talleres y actividades impulsadas por colectivos como Yx no podría, la OJS, La Juventud Socialista, La Coordinadora de Carolines o La Puritana. Lo que empezó siendo un refugio vecinal se ha convertido en un punto de encuentro, en un motor que no se apaga.

Tras las presentaciones con atrezzo de luz azul de policía incluido, abrió la noche Acústic Jose (Llamando a Julia), con canciones y anécdotas que definen el alma del barrio. Recordó aquel episodio en el que el Ayuntamiento, empeñado en pintar de azul las líneas de aparcamiento, se encontró con que, por sorpresa, siempre amanecían blancas. Una historia mínima pero simbólica, como casi todo lo importante. Porque aquí las zonas verdes, el mercado agroecológico o las jams de los sábados tiñen de rojo una parte de la trinchera que, aunque no haya guerra declarada, se pelea cada día: entre tejedoras, luchas contra los desahucios y esfuerzos por mantener intacta una idiosincrasia que ha costado años levantar.

Pocos pasos se pueden dar en la vida sin principios. Y eso de la templanza y el silencio, en los tiempos que corren, no conviene. Más que nada porque, cuando callas, te tergiversan hasta el concepto de barrio. Y si el barrio es rojo —como lo son Livorno, Marinaleda o Aspe—, se pinta colorado el taller, el tejido, la plaza y lo que haga falta.

Hay un contrapunto inevitable en esta ciudad: una parte anestesiada, que puede permitirse pagar 49 euros por una entrada o 7 por un cubata que ni se termina; y otra que resiste entre litronas, boxeo y agujas de punto. Dos mundos que comparten código postal, pero no destino.

El segundo concierto lo protagonizó Lucy, un cuarteto punkarra, con aire rockabilly, bajos con alma, toques de harcore y actitud incendiaria. No hay que romperse la córnea para ver la realidad tal como es: basta con no someterse a su Madrid con Pimpampún Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez. Hoy he visto un vídeo donde vallas metálicas protegían a los operarios que borraban una bandera de Palestina pintada en el suelo de un parque. El orden —como en el disco de July— invita a enfadarse mucho, mucho, mucho. Énfasis, tres veces.

Es curiosos, porque mientras berreaban su ira, tras del escenario, entre el símbolo de la anarquía y la bandera del Ateneu, vi dos espejos. En ellos podías verte bailando, implicado, rebelándote o simplemente formando parte de esa sociedad que criticas. Y he pensado que quizá lo que sudas no son residuos de tu existencia, sino la mierda que sale de dentro, esa que el sistema te mete a diario. A un lado, una silla vacía. Metáfora perfecta de la derrota que ninguno de los presentes está dispuesto a aceptar. Porque aquí, ni Dios – exista o no – se sienta.

Luego, en el pogo, me di cuenta de que lo malo de ser pocos es que a veces nos empujamos entre nosotros, cuando en realidad lo que hay que empujar con fuerza es otra cosa… por ejemplo, el sistema. Supongo que, por eso es necesario que emerjan legados modernizados de Eskorbuto, Las Vulpes y esas bandas que grababan sus sesiones de psiquiatría en casetes, más o menos lo que ahora se cuelga, o se pierde, en videos de Instagram con filtros y stories.

Cerraron la noche los Velocidad Absurda, con versiones varias, los alicantinos, soltaron una bomba de decibelios en su propia ciudad, apoyando como siempre a los colectivos sociales de Alicante.

Los Diskonforme no llegaron a tiempo, varados por una huelga de controladores en el aeropuerto de Bilbo. Ironías de un país que no se mueve ni para llegar a tiempo a su propia revolución.

Por suerte, no hay una hora estipulada para seguir dando por saco… Hoy, sin ir más lejos, la lucha se traslada del barrio a las escaleras del Jorge Juan. Esta vez, la causa es Palestina. Así que a las 18.00h coge tu dignidad, una pancarta y sigue haciendo barrio.

Publicado en: ALICANTE CIUDAD, crónicas, en titular, MÚSICA, noticia cultural, REVISTA, SOCIAL Etiquetado como: Carolines




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