Lo que parecía una etapa de estabilidad administrativa en Alicante se desvanece una vez más. Tras haber logrado centralizar varios servicios municipales en el antiguo hotel Palas —una sede única que facilitaba la atención ciudadana—, el Ayuntamiento se ve ahora obligado a fragmentar de nuevo su estructura y trasladar dependencias a distintos puntos del centro.
El motivo: la Cámara de Comercio, propietaria del edificio, ha decidido recuperar su antigua sede de la plaza de la Puerta del Mar “ante la falta de espacio”. La decisión, legítima desde el punto de vista de la entidad cameral, deja en evidencia la falta de previsión del equipo de gobierno municipal, que no había garantizado una alternativa estable pese a saber que el uso del Palas era temporal y dependía de un alquiler.
Un nuevo traslado forzoso
El consistorio, según ha comunicado, acelerará ahora la reubicación del Servicio de Atención Integral a la Ciudadanía (SAIC) y de las concejalías de Turismo, Recursos Humanos y Comercio y Hostelería. El nuevo destino serán el Centro 14, en la calle Labradores —cuyas obras están a punto de finalizar— y la Casa de la Festa.
El alcalde, Luis Barcala, ha asegurado que el traslado permitirá ofrecer “espacios dignos” y mejorar la atención ciudadana. Sin embargo, la realidad es que el Ayuntamiento se ve una vez más en la necesidad de improvisar una mudanza que podría haberse evitado con una planificación a largo plazo.
El consistorio defiende que el cambio supondrá un ahorro de 616.000 euros anuales —la renta que pagaba a la Cámara de Comercio por el uso del antiguo Palas—. No obstante, el ahorro económico contrasta con el coste organizativo y la incomodidad para los ciudadanos, que volverán a enfrentarse a servicios dispersos por la ciudad tras haberse habituado a una sede centralizada.
A principios de mes, el propio Ayuntamiento había manifestado su intención de continuar en el edificio y de firmar un nuevo contrato con la Cámara de Comercio. Esa expectativa, que ahora se desvanece, demuestra que la salida del Palas no estaba contemplada ni prevista con antelación.
Un problema que se repite
La falta de una sede administrativa estable no es un episodio aislado, sino un síntoma recurrente en la gestión municipal alicantina. Los cambios de ubicación de servicios, los alquileres provisionales y los retrasos en las obras de nuevos edificios —como la futura sede cameral en Panoramis, aún sin resolver— ponen de relieve la ausencia de una estrategia de infraestructuras administrativas clara y coherente.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Alicante vuelve al punto de partida: con personal y servicios repartidos en varios inmuebles, ciudadanos desorientados y un discurso oficial que presenta como “oportunidad” lo que en realidad es consecuencia de la falta de previsión.















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