
La gestión inadecuada de la climatización en el Tram está generando situaciones preocupantes para los usuarios. En días donde las temperaturas exteriores oscilan entre 10 y 12 grados, los pasajeros abordan el tranvía equipados con ropa de abrigo adecuada. Sin embargo, al ingresar al interior del vagón, se enfrentan a un ambiente que supera los 25 grados, creando un contraste térmico significativo. Este cambio abrupto de temperatura puede provocar malestar e incluso golpes de calor, especialmente en personas vulnerables.
Según el Real Decreto 1826/2009, la temperatura del aire en recintos calefactados no debe superar los 21 °C, y en recintos refrigerados no debe ser inferior a 26 °C, manteniendo una humedad relativa entre el 30% y el 70%.
Aunque esta normativa se aplica principalmente a edificios, establece parámetros de confort térmico que podrían servir de referencia para el transporte público. No obstante, es importante destacar que, según el Real Decreto-ley 14/2022, las limitaciones de temperatura no son de aplicación obligatoria en medios de transporte como el Tram.
A pesar de la ausencia de una regulación específica para el transporte público, es fundamental que las autoridades y operadores del Tram consideren el bienestar de los pasajeros. Mantener una temperatura interior que no difiera drásticamente de la exterior contribuiría a minimizar riesgos para la salud y mejorar la comodidad durante el viaje. Además, en horas punta, cuando la afluencia de pasajeros es elevada, una climatización adecuada es esencial para evitar la sensación de hacinamiento y calor excesivo. Implementar sistemas de control de temperatura más precisos y ajustados a las condiciones exteriores podría ser una solución efectiva para garantizar un ambiente más saludable y confortable para todos los usuarios.
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