
La mesa técnica sobre el Plan General Estructural (PGE) de Alicante se celebró este miércoles en el Colegio de Arquitectos, con la colaboración del Ayuntamiento y la participación de expertos en urbanismo, arquitectura, ingeniería, climatología y derecho. Durante la jornada, se puso de manifiesto la necesidad de una planificación urbana flexible y adaptada a los cambios, centrada en las necesidades de la ciudadanía, el impacto del clima y la sostenibilidad en el uso de recursos y en la movilidad.
Esta mesa técnica complementa el proceso de consulta previa del PGE, desarrollado en los meses de abril y mayo mediante talleres, presentaciones y mesas de trabajo. Las conclusiones extraídas se incorporarán al documento del proceso participativo antes de avanzar en la tramitación del plan.
En la sesión intervinieron José María Ezquiaga, arquitecto y urbanista; Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional y director de la Cátedra de Cambio Climático-Aguas de Alicante; Esmeralda Martínez, arquitecta y geógrafa; Manuel Castaño, ingeniero de Caminos y experto en infraestructuras ferroviarias; Rafael Ballester, abogado especializado en Derecho Público y Urbanismo; y Jesús Quesada, arquitecto y urbanista.
Jesús Quesada presentó las líneas estratégicas del PGE y el proceso participativo realizado, destacando que en Alicante este proceso ha ido más allá de los mínimos exigidos por la normativa.
José María Ezquiaga subrayó la necesidad de flexibilizar los instrumentos de planeamiento urbano para que puedan adaptarse a ciudades en constante evolución. Propuso como estrategias clave la renaturalización de la ciudad, la autosuficiencia energética, la adaptación al cambio climático, la sostenibilidad y el modelo de ciudad compacta. También destacó la importancia de tener en cuenta aspectos relacionados con la salud y el bienestar de las personas mayores y la infancia.
Jorge Olcina expuso los retos climáticos que deberá afrontar la ciudad en los próximos años, proponiendo medidas como planes de adaptación al cambio climático, modelos a corto plazo, el desarrollo del plan Agua Circular, la incorporación de más arbolado y agua en las calles, la creación de parques inundables, refugios climáticos y la actualización de la cartografía de riesgos.
Por su parte, Esmeralda Martínez abogó por repensar la ciudad desde una perspectiva humana, ecológica y creativa, priorizando la mejora de la calidad de vida y la salud de la población. Defendió la oportunidad que representa el PGE para definir un relato urbano que integre el entorno natural, promover barrios densos y funcionales, incorporar criterios ambientales y climáticos en el diseño y apostar por la regeneración urbana para optimizar los espacios ya existentes.
En el ámbito de la movilidad, Manuel Castaño destacó la necesidad de implantar estrategias de movilidad urbana sostenible, como la creación de aparcamientos disuasorios, la redirección del tráfico rápido hacia la AP7, la potenciación de la Vía Parque y la extensión de la red del TRAM a los barrios del sur de la ciudad.
Finalmente, Rafael Ballester incidió en la importancia de contar con un concierto sectorial interadministrativo que facilite la coordinación entre las distintas administraciones implicadas, con el fin de garantizar la viabilidad técnica y jurídica del plan.
Tras las intervenciones, se celebró un debate abierto en el que los asistentes pudieron plantear propuestas y reflexiones sobre los distintos aspectos abordados en la jornada.
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