
La Biblioteca Pública del Estado Azorín, en Alicante, continúa atrapada en el laberinto burocrático que ha caracterizado su historia reciente. A pesar de que el Ministerio de Cultura ha renovado su compromiso con la ciudad y ha reservado más de 16,8 millones de euros para su remodelación integral, el proyecto sigue sin poder arrancar. Urbanismo vuelve a poner freno. El Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Urbanismo, ha solicitado más documentación y nuevos informes externos antes de conceder la licencia necesaria para iniciar las obras.
Este nuevo obstáculo se suma a una larga lista de aplazamientos que datan de hace 17 años, cuando se anunció por primera vez la reforma del edificio construido en 1976. Mientras tanto, el deterioro del inmueble se acentúa: expuesto a la corrosión por su proximidad al mar y obsoleto tanto en accesibilidad como en eficiencia energética, continúa funcionando sin las condiciones mínimas para ser considerado un espacio público del siglo XXI.
Lo más preocupante no es solo el retraso de esta intervención concreta, sino lo que simboliza: un abandono sistemático de la red pública de bibliotecas en Alicante. La ciudad carece de una infraestructura cultural moderna y adecuada en este ámbito, y ni siquiera el respaldo económico del Gobierno central ha logrado mover los engranajes administrativos locales.
La edil de Urbanismo, Rocío Gómez, justificó el nuevo parón alegando que el Ministerio habría incurrido en errores por desconocer ciertos requisitos técnicos municipales. Una situación que, según el propio Ayuntamiento, es «habitual» en proyectos públicos y privados, y que puede alargar durante meses la concesión de licencias por trámites de subsanación. En otras palabras: la norma es el retraso.
Alicante acumula ejemplos de grandes proyectos estancados por estos motivos, pero la falta de interés hacia los espacios culturales públicos —como esta biblioteca— agrava la sensación de abandono que sufren quienes defienden el acceso a la cultura como un derecho, no como un lujo.
A pesar del bloqueo, el proyecto de reforma de la Biblioteca Azorín sigue en pie. Incluye la renovación completa del edificio, con mejoras en aislamiento térmico, eficiencia energética, accesibilidad y sostenibilidad. Un lavado de cara necesario, que permitiría reactivar este espacio como centro cultural de referencia para la ciudadanía. Pero mientras las licencias no lleguen, seguirá siendo una promesa aplazada… otra más.
Deja una respuesta