The Hives y Ultraligera lideran una nueva tanda de confirmaciones en la que destacan Parquesvr, Depresión Sonora, Juventude o Papa Topo
Aunque Low Festival haya iniciado una nueva etapa lejos de Benidorm, todo apunta a que no renuncia a una de sus señas de identidad más valoradas por el público melómano: ese tercer escenario —no siempre oficializado como tal, pero perfectamente reconocible— donde se programan bandas emergentes, proyectos incómodos, propuestas de culto y nombres aún no quemados por el circuito de macrofestivales.
La nueva tanda de confirmaciones anunciada de cara a #Low2026, con sede en Torrevieja los días 31 de julio, 1 y 2 de agosto, refuerza esa idea. Junto a grandes reclamos como The Hives y Ultraligera, el festival vuelve a abrir espacio a una escena alternativa que sigue marcando diferencias dentro del panorama estatal.
Un Low de contrastes (y de riesgo medido)
A los ya anunciados Kasabian, Editors, Love of Lesbian, La Casa Azul, Fangoria o Rufus T. Firefly, se suman ahora nombres que encajan perfectamente en ese Low menos obvio y más inquieto:
Depresión Sonora, Juventude, pablopablo, Papa Topo y Parquesvr, proyectos con discursos propios, estéticas reconocibles y trayectorias que todavía se están construyendo lejos de la saturación festivalera.
Especial mención merecen Parquesvr, una de las bandas más estimulantes del underground nacional actual, con un sonido guitarrero, crudo y sin adornos, y Depresión Sonora, ya consolidado como una de las voces generacionales más claras del post-punk contemporáneo. A ellos se suman Juventude, con su “pop surrealista pa’ la peña de la pista”, Papa Topo, eternos agitadores del pop sin prejuicios, y pablopablo, una de las propuestas más sensibles y sofisticadas de la nueva escena.
Si a esto añadimos nombres ya confirmados como Repion, Los Chivatos, Perro o Aiko el Grupo, el mensaje es claro: Low puede cambiar de ciudad, pero no de personalidad.
Torrevieja, nueva sede… mismo espíritu
La mudanza al Parque Antonio Soria de Torrevieja supone un giro importante en la historia del festival, pero no parece implicar una homogeneización del cartel. Al contrario: la programación de 2026 sugiere que Low seguirá jugando a dos velocidades —grandes nombres internacionales y nacionales por un lado, y una curaduría alternativa muy reconocible por otro—, una fórmula que ha sido clave en su longevidad.
Que ese “escenario 3” siga existiendo, aunque cambie de paisaje, es una buena noticia para quienes siguen viendo en Low algo más que un festival de hits.
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