
Aunque la huelga no ha tenido el éxito esperado, más de un millar de personas ha recorrido este fin de semana las calles de Alicante bajo pancartas y gritos como “Mazón criminal”, “Mazón a presó” o “No son morts, són assassinats”, en una manifestación que, siete meses después de la DANA, vuelve a poner en el centro del debate la responsabilidad del president de la Generalitat.
La marcha partió desde las escalinatas del IES Jorge Juan, convocada por distintos colectivos sociales y sindicales. La crítica fue unánime: se acusa al gobierno autonómico de inacción, desinterés y, sobre todo, de haber dejado pasar el tiempo para evitar rendir cuentas. Siete meses sin respuestas claras ni soluciones reales para los afectados parecen haber colmado la paciencia de muchos.
Más allá del griterío, el ambiente general transmite una sensación de hartazgo. Hay quien sospecha que Mazón solo está ganando tiempo hasta julio, cuando pueda asegurarse el cobro de su pensión vitalicia. A partir de ahí, algunos creen que podría buscar una salida discreta. Lo peor es que si su relevo fuera Camps, no está nada claro que la situación fuese a mejorar.
Entre los asistentes, también se ha denunciado que los presupuestos autonómicos apenas contemplan partidas para reconstrucción, mientras la Generalitat sigue dirigida —según muchos de los manifestantes— por quienes agravaron el problema desde el principio.
También participaron sindicatos como CCOO, UGT e Intersindical, así como numerosos colectivos sociales. La sensación compartida es que la DANA no solo dejó un rastro de destrucción, sino también un gobierno incapaz de gestionarla con la mínima dignidad.
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