
Alicante sigue en su guerra particular contra la movilidad eficiente. Mientras el Ayuntamiento se desvive por ampliar la alfombra azul de las zonas de estacionamiento de pago, el transporte público sigue siendo el eterno olvidado. Ahora, con la supuesta caída del 6,4% de usuarios desde noviembre, en lugar de preguntarse por qué la gente huye de los autobuses como de la peste, su gran idea es «ajustar frecuencias». Traducido al lenguaje común: recortes en el servicio.
La Mesa del Transporte se reunió de urgencia (lo que en términos burocráticos significa que llevaban tiempo mirando hacia otro lado hasta que el problema se hizo demasiado grande). La concesionaria Vectalia MIA ha puesto sobre la mesa su propuesta: reducir frecuencias en varias líneas de autobús que, curiosamente, hace apenas unos meses se reforzaron por el aumento de la demanda. ¿En qué quedamos? ¿Hay más o menos viajeros? Porque, si tan fluctuante es la cifra, ¿no será que la oferta de transporte es caótica y no responde a las necesidades reales de la gente?
El concejal de Movilidad Urbana, Carlos de Juan, intenta calmar las aguas asegurando que el servicio no se va a modificar «de momento». Claro, porque nada indica más estabilidad que un «de momento» en una gestión municipal. También recuerda que el contrato permite adaptar las frecuencias según la demanda. Pero si hay algo que no se adapta nunca en Alicante es la voluntad del Ayuntamiento para hacer un transporte público atractivo y funcional. ¿No sería más lógico ampliar horarios y aumentar frecuencias para captar usuarios en lugar de espantarlos?
Por supuesto, la excusa estrella no podía faltar: «Las bonificaciones y la gratuidad en ciertas franjas de edad provocan oscilaciones en el número de usuarios». O sea, que fomentar el uso del transporte público es el problema. Genial. Y mientras tanto, la ciudad sigue sin una red ciclista decente, con horarios del Tram que se quedan cortos y con un sistema de autobuses que va más al ritmo de un desfile que al de una ciudad que necesita moverse.
Por si alguien tenía dudas, la propuesta de Vectalia MIA afecta a líneas clave como la 1, 3, 6, 8, 10 y 14. Pero tranquilos, que la reducción de frecuencias es «provisional». Igual que la espera eterna para que alguien en el Ayuntamiento entienda que facilitar la movilidad no es un gasto, sino una inversión en una ciudad más habitable. De momento, seguirán apostando por lo de siempre: más coches, más atascos y más parquímetros.
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