
Vivimos tiempos de incertidumbre, donde las amenazas globales parecen querer acojonarnos cada vez que abrimos el móvil. Si ponemos las noticias, o leemos un periódico nos bombardean con advertencias de conflictos, crisis económicas e inminentes desastres naturales.
Vuelve la política del miedo. Y quien se lo cree ha empezado a hacer acopio de papel higiénico, aspirinas, comida no perecedera, pilas o linternas. Pero, ¿realmente eso nos hace invulnerables? ¿vamos a resistir a un bombardeo con latas de sopa y comida deshidratada? Me da que no es suficiente búnker ese…
Hemos vivido demasiadas estrategias del pánico a lo largo de los últimos años. Los Nostradamus modernos predijeron diferentes apocalipsis en la Guerra de los Balcanes, la del Golfo, el 11S, el 11M, la era Bush… Y ahora, de nuevo, la sombra de la destrucción total.
Es cierto que el puto Trump ha roto una paz establecida en el mundo occidental tras la II Guerra Mundial. Pero, si sintetizamos, la única verdad es que si caen las bombas, si todo colapsa y si nos vamos a tomar por el culo, lo que verdaderamente nos puede salvar no es una linterna con pilas, sino algo mucho más esencial. De ahí que hayamos decidido hacer un balance de lo que realmente puede alejarnos de esa situación. Todo en el mejor de los búnkeres que encontraréis, vuestro puto cerebro:
La lista de 10 elementos imprescindibles para sobrevivir a una falsa alarma y al rearme
- La Capacidad para disfrutar la vida, a pesar de todo – No hay revolución sin alegría. Aprovechar cada instante como si fuera el último no solo nos hace más felices, sino que también nos mantiene lúcidos y preparados para lo que venga.
- La Reflexión constante – El mundo es mucho más complejo de lo que nos hacen creer los titulares alarmistas. La gran alerta, realmente, consiste en pensar, contrastar información y cuestionar la realidad. Seguramente estos son los actos más revolucionarios en estos tiempos de manipulación masiva.
- Capacidad crítica y criterio propio – Creer sin cuestionar es el primer paso hacia la servidumbre. Hay que aprender a dudar, analizar y sacar conclusiones propias en lugar de aceptar pasivamente lo que nos dicen. Eso, y leer lo que hay debajo del titular, claro está.
- Militancia activa e inteligencia colectiva – Nadie sobrevive solo. La comunidad es la mejor arma contra la barbarie. Colaborar, organizarse y apoyarse mutuamente es la clave para resistir y construir.
- Ironía y sentido del humor – Si dejamos de reír, ellos ganan. La ironía es un arma poderosa contra el absurdo del poder y la opresión. Reírnos de las desgracias (las propias y las ajenas) nos hace fuertes y nos impide caer en la desesperación.
- Capacidad para dialogar – En estos tiempos de monólogos, comunicar es la mejor defensa contra la violencia. Escuchar, debatir, aprender y llegar a acuerdos evita conflictos innecesarios y abre caminos hacia soluciones colectivas.
- Empatía – No se trata solo de sobrevivir, sino de hacerlo juntos. Ponerse en la piel del otro nos permite construir relaciones más humanas y resilientes. Solo entendiendo a quien podría dañarnos, podremos combatirlo. Y como estaréis viendo, es fácil desmontar a un farsante. Si no lo haces tú, lo hace la bolsa, la corrupción o la información de verdad.
- Resiliencia emocional – Adaptarse sin romperse. Saber encajar los golpes, encontrar fuerzas en la adversidad y seguir adelante con dignidad es la única manera de no ser vencidos. Eso vale para las macroluchas, pero, especialmente, se disfruta en el día a día.
- Creatividad – En tiempos difíciles, la imaginación salva vidas. Pensar fuera de lo establecido, improvisar y encontrar soluciones inesperadas puede marcar la diferencia entre el colapso y la supervivencia.
- Amor – Es la última trinchera. Amar, cuidar y proteger a los nuestros nos da razones para resistir. Es lo que, seguramente, nos provoca el miedo. Pero, al final, es, también, lo primero que más guerras ha contribuido a ganar. Porque es lo que nos da fuerzas para poder seguir adelante.
La verdadera supervivencia no está en un refugio lleno de latas, sino en la capacidad de vivir plenamente. Lo que de verdad nos hará invulnerables es saber valorar la vida hoy, porque el mañana siempre es incierto. Y, haya o no bombas, nos gastemos los 800.000 millones de Euros (que yo invertiría en otras cosas) lo que sí es una verdad absoluta, es que este momento, en el que estás leyendo esto, deberías estar viviéndolo como si fuera el último. Haya o no una amenaza real.
Haz el ejercicio de pensar qué harías en ese caso, con quién estarías, hacia donde correrías… seguro que en el resultado de tu reflexión, encuentras la parte más imprescindible de tu kit. Porque el elemento básico no es material, sino una parte filosófica que genera el debate que estos metemiedos de los cojones quieren evitar. Ese que ni una bomba, ni un loco, ni una ideología política van a poder quitarte. Porque es la esencia, que ha arrancado los odios, las venganzas, las estupideces y los estúpidos de este mundo.
Para todo lo demás, coge un libro de historia y empápate de él.
Deja una respuesta