Alicante sigue enfrentando las olas de calor del verano con una alarmante pasividad institucional. La última semana ha sido letal: 47 personas han fallecido por causas relacionadas con las altas temperaturas en la Comunitat Valenciana, 123 de ellas en la provincia de Alicante desde junio, según los datos del Ministerio de Sanidad. Una cifra que triplica las muertes por calor registradas en el mismo periodo del año pasado.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Alicante sigue apostando por medidas superficiales e insuficientes. El alcalde Luis Barcala ha sustituido la posibilidad de ampliar las zonas verdes y arboladas por toldos y estructuras decorativas que poco o nada alivian la exposición al sol. Frente a la evidencia, se mantiene un discurso de falsa normalidad, como si bastara con colocar cuatro fuentes repartidas por la ciudad para combatir el calor extremo.
Los datos desmienten esa inacción. Las muertes por calor en Alicante no son una excepción: se han convertido en una constante agravada por la falta de políticas reales de adaptación climática. Este verano, 183 personas han fallecido en la Comunitat, de las cuales Alicante concentra más de dos tercios. Ni mayores, ni niños, ni personas con enfermedades crónicas pueden seguir esperando. La ciudad no puede continuar desprotegida ante una emergencia que ya afecta de forma directa a la salud pública.
Las asociaciones vecinales llevan años reclamando la creación de refugios climáticos: zonas con sombra real, árboles, agua potable y espacios frescos accesibles para todos los barrios. No se trata solo de confort urbano, sino de supervivencia. Los datos de mortalidad confirman lo que la ciudadanía ya sabe por experiencia: no hay refugios suficientes y la ciudad se convierte en un horno cada verano.
Frente a un escenario de emergencia climática, la respuesta del consistorio ha sido más estética que funcional. Las decisiones políticas siguen sin estar a la altura del problema. No basta con cifras y comunicados. La inacción institucional cuesta vidas, y en Alicante, ya son demasiadas.
















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