Alicante trata de rescatar un pedazo de su memoria colectiva con la salida a concurso del quiosco que durante décadas albergó la heladería Peret, en plena Explanada de España. El espacio, convertido en un punto de encuentro y recuerdo para varias generaciones, vuelve a licitación con la obligación de mantener la actividad que lo convirtió en referente: la elaboración artesanal de helados y granizados.
La concesión, con un plazo inicial de siete años y posibilidad de prórroga, fija un canon de partida de 1,2 millones de euros, con un incremento progresivo que arranca en 170.000 euros anuales y se eleva hasta superar los 191.000 en el séptimo ejercicio.
El pliego insiste en preservar la tradición: solo podrán optar empresas que apuesten por la producción propia de helados y bebidas heladas, recuperando así una parte de la esencia que convirtió a este rincón en un símbolo local. La elaboración artesanal representará un 10% de la valoración de las ofertas, mientras que el resto dependerá de la propuesta económica.
Un espacio emblemático que ya no es lo que era
El quiosco, de 39 metros cuadrados y estructura metálica con ventanales y toldos eléctricos, se destinará a cafetería-heladería sin cocina, con autorización para pequeños procesos de elaboración que no generen humos. El adjudicatario, además, deberá asumir la restauración y reparación integral de las instalaciones.
La concesión no incluye la terraza exterior, de unos 180 metros cuadrados bajo el entoldado de la Explanada, que se tramitará de forma independiente.
Más allá de las cifras y requisitos administrativos, el concurso supone un intento de mantener viva una parte de la idiosincrasia de Alicante en un paseo que, poco a poco, ha ido perdiendo aquello que lo hacía único. La recuperación de este negocio busca reavivar la memoria de lo que fue la Explanada ahora sin punkies, o sin muchos comercios sin idiosincrasia… lo que nos debería hacer recordar que, a veces, preservar la tradición es la mejor manera de avanzar.
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