• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Quefas

Quefas

  • INICIO
  • AGENDA
  • ¿DÓNDE ESTÁS?
    • ALACANTÍ
    • ALICANTE CIUDAD
    • ELCHE
    • L´ALCOIÀ
    • LES MARINES
    • VEGA BAJA
    • VINALOPÓ
  • ¿QUÉ BUSCAS?
    • ARTE
      • exposiciones
    • CINE
      • Cartelera de Cine de Alicante
      • estrenos
      • series
    • ESCÉNICAS
    • LETRAS
    • MÚSICA
      • EL BUEN VIGÍA
      • FESTIVALES
    • NENICXS
    • SOCIAL
    • TURISMO
      • GASTRONOMÍA
      • Rastros y mercadillos
      • Visitas
  • REVISTA
    • CRÓNICAS
    • DESTACADOS
    • NOTICIAS
    • NOTICIAS CULTURALES
    • OPINIÓN
  • CONTACTO
    • Contacta con nosotr@s
    • Envíanos tu evento
    • Envíanos tus novedades
    • Envíanos tus cartas al director
    • TARIFAS de quefas.es
  • RRSS y SUSCRIPCIONES

La dignidad del Autónomo… si existe un salario mínimo, ¿por qué no una cuota mínima justa?

14 de octubre de 2025 por Jon López Dávila Deja un comentario

Llevo siete años siendo autónomo. Siete. Y en ese tiempo, aparte de no poder ahorrar un euro, he pasado por todas las fases posibles del absurdo económico español: una pandemia, varias crisis, un año compaginando mi actividad con otro trabajo porque no llegaba ni a final de mes ni a final de factura. Lo que me sorprende —aunque ya no tanto— es cómo se ha normalizado la precariedad. Se espera que el autónomo «viva de su pasión», que facture sus supuestos hobbies y que, además, sonría mientras paga.

El Gobierno propone una nueva subida de cuotas para 2026: 217 euros las más bajas, 796 las más altas, con aumentos previstos también para 2027 y 2028. Desde los despachos suena lógico: “quien más gana, más paga”. Pero el problema es que muchos de los que menos ganamos ya estamos pagando como si fuéramos millonarios. Es una ecuación imposible cuando hay meses con cero ingresos, otros con retrasos de 60 o 90 días, y una vida que sigue corriendo con la misma factura del alquiler, la gasolina, la comida y la luz subiendo sin parar.

Así que lo que me gustaría preguntar —con toda la ironía del caso— a las cabezas pensantes de la medida es: Si existe un salario mínimo interprofesional, ¿por qué no existe un mínimo de dignidad para el autónomo? ¿Por qué se nos exige contribuir con una cuota fija, pase lo que pase, mientras el Estado no garantiza que podamos vivir con al menos 1.000 euros al mes?

A mí que me aseguren eso: la dignidad de poder pagar un alquiler sin sentir que estoy estafando a mi propia supervivencia.

Porque lo que ocurre es que las subidas de cuotas no hacen justicia ni ordenan el sistema: empujan a más gente al dinero negro. No porque quieran defraudar, sino porque no hay otra manera humana de sobrevivir. Cuando el Estado aprieta sin entender la realidad, la economía se dobla por el lado más débil: el del autónomo que ya está en el borde del abismo.

Y luego se sorprenden. Desde sus poltronas, donde los pagos no se retrasan y los sueldos llegan el día uno, siguen sin comprender que no es lo mismo un fontanero, un ilustrador o un programador freelance. No es lo mismo facturar 1.200 euros al mes que ingresar 6.000. Pero se legisla igual, con un Excel en la mano y la empatía desconectada.

La solución es tan simple como justa: que la cuota se calcule como un porcentaje real de lo facturado, no como una imposición ciega. En Euskadi ya han demostrado que se puede controlar todo electrónicamente: ingresos, gastos, IVA… sin necesidad de fomentar el fraude ni castigar al que cumple.

Lo que no tiene sentido es que, tras un año de trabajo, descubras que has facturado 15.000 euros, de los cuales 3.600 se van en cuotas, más IVA, más gestoría, más recargos, más el lujo de enfermarte un día. Y mientras tanto, sigues escuchando ese mantra vacío de “autónomo = libre”.

Libre, sí, pero de todo menos de pagar justamente.

Así que, antes de subirnos las cuotas, propongo otra reforma: que los políticos pasen un año entero viviendo como autónomos, sin nómina fija, sin dietas, sin coche oficial y con la cuenta tiritando a final de mes. A ver si después de eso siguen pensando que 217 euros es “una cuota razonable”.

Porque no pedimos privilegios. Pedimos dignidad. Y eso, en este país, ya parece una utopía tributaria.

Publicado en: Crítica Social, en portada, España, noticias breves, opinión, Política, REVISTA




Síguenos en whatsapp
Síguenos en Telegram

Entradas recientes

  • Los Mercados Municipales de Alicante se suman a la lucha contra el cáncer de mama con huchas solidarias
  • Redescubriendo el placer de pedalear (aunque ya no sea verano)
  • Santiago Vilella Bas desnuda la arquitectura del tiempo en ACAS
  • La XXXIII Semana del Teatro de San Vicente arranca con estrenos y compañías locales y nacionales
  • Castalla celebra la 8ª edición de la Fira de la Fantasia en homenaje a Enric Valor

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Quefas © 2025

X