
Alicante, 24 de marzo de 2025. Noticias de última hora: el Ayuntamiento de Alicante ha decidido, por fin, dar el salto al siglo XXI. Sí, lo ha hecho con paso firme y decidido… aunque algo tarde, cuando el resto de Europa ya ha reciclado hasta los tornillos. Pero no seamos injustos: la ciudad del eterno verano ha descubierto las virtudes del compost y se lanza de cabeza al tratamiento de biorresiduos. Y todo gracias al desembarco, ahora sí, del bendito contenedor marrón. (Aplausos).
Para celebrarlo, la Comisión de Hacienda ha aprobado la primera modificación de créditos de los presupuestos prorrogados de 2024 —porque, ¿para qué tener presupuestos nuevos si podemos vivir en bucle?— para rascar 1,6 millones de euros destinados a la instalación de una flamante línea de tratamiento de residuos orgánicos en el Centro de Tratamiento de Residuos de Alicante (Cetra). Claro que el proyecto cuesta el doble, pero tranquilos: entre Generalitat, fondos europeos y lo que quede suelto, completarán los 3,1 millones de euros necesarios.
Ahora bien, mientras los “camaradas” europeos del PP hace tiempo que entendieron que el medio ambiente no es un capricho eco-chic, sino una necesidad urgente, aquí los populares —empeñados en no ceder ni un centímetro a la ultraderecha— han recordado de repente que, en el centro político, también hay votos… y compost.
Así, de la mano de sus nuevos aliados de Vox (sí, esos que no creen en el cambio climático pero que han votado encantados por la maquinaria de tratamiento de residuos), han dado el visto bueno a este tímido paso verde. El PSOE y Compromís votaron en contra (como si eso sorprendiera a alguien), y EU Podemos no estuvo.
En cuanto a la maquinaria, atención, que vienen curvas: 4,7 millones de euros en contratos adjudicados para que Cetra pueda transformar más de 50 toneladas de restos orgánicos en abono. Vamos, que los restos de la paella dominical al fin tendrán un destino noble. Las empresas adjudicatarias, Industrial Leblan S.L. y una UTE de nombre impronunciable, se embolsarán jugosos contratos, eso sí, a precios de licitación rebajados (¡gracias por el detalle sr Barcala!).
Por si fuera poco, el Ayuntamiento también ha comprado nueva maquinaria “a lo grande”: separadores ópticos, trómeles, cintas transportadoras… todo muy moderno, todo muy green, todo muy 2025. Aunque, claro, estas inversiones llegan con casi dos décadas de retraso respecto a otras ciudades europeas que ya reciclan hasta las ideas.
Y mientras el PP local se descuelga con discursos de modernización y sostenibilidad —palabras que parece haber descubierto ayer en un glosario de política medioambiental—, la realidad es que Alicante se ha pasado años reciclando promesas y enterrando residuos en lugar de gestionarlos como toca.
Pero bueno, más vale tarde que nunca, y si el contenedor marrón tiene que ser el símbolo de la entrada de Alicante al presente ecológico, pues que así sea. Eso sí, Feijóo y los suyos podrían replantearse si realmente quieren seguir peleando con Vox por ver quién niega más evidencias, mientras otros partidos les arrebatan el centro. Porque ya lo dijo alguien alguna vez: si no estás en el futuro, te quedas en el vertedero. Literalmente.
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