
Resulta llamativo que contratos de este calibre no se estén dando en otros sectores estratégicos para una ciudad como Alicante, como el cultural, donde las subvenciones distan mucho de lo que cabría esperar para una población de más de 300.000 habitantes. En este ámbito, las iniciativas dependen casi exclusivamente del esfuerzo y riesgo de empresas privadas o colectivos sin apenas respaldo institucional, a diferencia de lo que sucede en ciudades como Murcia o San Sebastián, donde sí se han articulado mecanismos de apoyo sostenido y estructural.
En este contexto, el Ayuntamiento de Alicante ha aprobado en su última junta extraordinaria de gobierno la licitación de un nuevo contrato para externalizar la organización, gestión, coordinación y ejecución de la participación del consistorio en eventos gastronómicos, con un presupuesto de 169.096 euros y un periodo de ejecución que se extiende hasta el 31 de enero de 2027.
El contrato, promovido por la concejalía de Comercio, Hostelería y Mercados, tiene como finalidad proyectar la imagen de Alicante como destino gastronómico a través de su participación en ferias y eventos tanto regionales como nacionales. Entre ellos se incluyen «Alicante Gastronómica», de ámbito provincial y celebrada anualmente en IFA; «Gastrónoma», feria autonómica que tiene lugar en Valencia; y “Madrid Fusión Alimentos de España”, uno de los encuentros más destacados del sector a nivel nacional e internacional, celebrado en Ifema.
A través de esta licitación se pretende reforzar la marca gastronómica alicantina, apostando por una narrativa que mezcla tradición mediterránea, creatividad culinaria y excelencia profesional. Una iniciativa que, sin embargo, vuelve a poner de manifiesto la asimetría con otros sectores clave como la cultura, a los que se les sigue negando un compromiso económico proporcional a su potencial transformador y su capacidad para generar retorno social y económico.
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