
Entre la Innovación Prometida y la Realidad de su Impacto
Desde hace casi dos décadas, Impulsalicante ha sido presentada como la gran apuesta del Ayuntamiento de Alicante para la modernización empresarial y el fomento del emprendimiento en la ciudad. Bajo su paraguas se han desplegado innumerables iniciativas con nombres rimbombantes, mayoritariamente en inglés, los últimos, por ejemplo, «Alicante Futura Lab» o «Showcase Day». Sin embargo, a pesar de la narrativa oficial, la realidad demuestra que los efectos tangibles de estas iniciativas en la economía y el tejido empresarial local siguen siendo difusos y cuestionables.
Charlas y Eventos: Mucho Ruido y Pocas Nueces
Uno de los pilares más visibles de Impulsalicante son sus eventos y charlas, supuestamente diseñados para impulsar la digitalización y la innovación en el ecosistema empresarial alicantino. No obstante, estos eventos suelen estar dirigidos por un círculo cerrado de «expertos» que, además de recibir generosos honorarios, a menudo carecen de un vínculo real con la ciudad o sus necesidades específicas.
El problema radica en que, aunque estas charlas y «bootcamps» pueden ser inspiradoras en el momento, rara vez se traducen en resultados palpables para la economía local. No existen mecanismos de evaluación rigurosos que midan el impacto real de estos eventos sobre los emprendedores, ni indicadores de seguimiento que permitan comprobar si los participantes efectivamente logran consolidar proyectos exitosos. La falta de transparencia y de criterios objetivos para evaluar el retorno de la inversión en estas iniciativas plantea serias dudas sobre su eficacia.
La Falacia del «Hub de Innovación»
El concepto de «hub de innovación» se ha convertido en un mantra recurrente en el discurso de Impulsalicante. Sin embargo, la realidad es que Alicante sigue estando lejos de ser un referente en innovación y tecnología, al menos en comparación con otras ciudades que han logrado atraer y retener talento de manera efectiva.
Los espacios como «Alicante Emprende» en Mercalicante, o «Impulsa Alicante cultura» presentados como centros de dinamización, han demostrado ser poco más que escaparates institucionales. Las verdaderas incubadoras y aceleradoras de startups en el mundo se caracterizan por contar con una estrecha colaboración con inversores, empresas de capital riesgo y redes de networking efectivas y con impacto real en la generación de empleo y crecimiento empresarial. En cambio, en Alicante, la iniciativa parece centrarse en la organización de eventos endogámicos en el que cuatro amiguetes se reparten la pasta sin una estrategia clara para la consolidación de proyectos de alto valor añadido.
Gastos Públicos sin Rendición de Cuentas
El financiamiento de Impulsalicante proviene, en gran parte, de fondos públicos. Sin embargo, la falta de mecanismos de rendición de cuentas y evaluaciones independientes sobre el impacto de sus programas genera un escenario preocupante. En una ciudad donde los recursos podrían destinarse a fomentar industrias con mayor potencial de crecimiento y generación de empleo, la inversión en eventos de dudosa efectividad podría considerarse un despilfarro.
Si verdaderamente se quiere convertir a Alicante en un polo de innovación y emprendimiento, se requieren políticas públicas que vayan más allá de la mera organización de conferencias y programas de capacitación genéricos. Es imprescindible fomentar la colaboración entre universidades, inversores, empresas consolidadas y startups, asegurando que las iniciativas financiadas con dinero público tengan un impacto real y verificable en la economía local.
Todo eso y que la inversión pública y privada sea un hecho, no un «networking» en el que el que tiene un poco más se apropia de las pequeñas ideas de otros.
¿Y si cambiamos el Enfoque?
Impulsalicante debe replantear su estrategia si realmente aspira a generar un ecosistema emprendedor sólido y sostenible. Esto implica:
- Realidad. No milongas.
- Evaluación de impacto real: Implementar mecanismos de medición y seguimiento para garantizar que los programas generan empleo y nuevas empresas viables. No humo.
- Menos charlas, más inversión real: Redirigir recursos hacia iniciativas que faciliten el acceso a financiamiento, mentoring personalizado y espacios de coworking con conexiones locales, nacionales e internacionales reales.
- Transparencia y rendición de cuentas: Hacer públicos los datos sobre el uso de fondos públicos y el impacto de las iniciativas promovidas.
- Enfoque en el talento local: Asegurar que los programas realmente beneficien a emprendedores alicantinos y no solo a consultores externos. Que se hagan informes sobre lo que los emprendedores (sobre todo jóvenes) necesitan. Y llevarlos a cabo. Y no los que van a través de Jovempa, sino los que realmente, estamos arriesgando nuestra pasta y nuestro tiempo en proyectos reales.
- Inversión real. Buscar cómo sufragar los proyectos para que crezcan y permanezcan en Alicante.
Esta ciudad tiene el potencial para convertirse en un verdadero centro de innovación, pero esto no se logrará con eventos vacíos de contenido ni con discursos grandilocuentes. Es hora de exigir resultados concretos y un compromiso real con el desarrollo económico y empresarial de la ciudad.
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