
El pasado sábado, el Castillo de Santa Bárbara volvió a convertirse en el epicentro del placer sensorial en Alicante con las actuaciones de Jordana B y Elia en Los Conciertos del Baluarte. Más que un evento musical, fue una celebración del disfrute en todas sus formas: buena música, ambiente vibrante, público de todas las edades y un festín para el paladar.
La jornada arrancó con Elia, cuya voz sedosa y vibrante nos envolvió desde el primer acorde. Temas como ‘Manhattan’, ‘Ruido’ y ‘Tu mejor error’ flotaron en el aire como una matinal e inesperada brisa cálida, mientras el público se dejaba llevar entre ritmos envolventes y letras que te tocaban la patata. Hubo un punto de magia en cada nota, pero el momento cumbre llegó con ‘Siempre sonreiré’, una explosión de emoción que nos dejó con la piel erizada y la sonrisa tatuada en el rostro. Y qué decir de ‘Cambiar el guion’: un instante de intimidad musical que nos hizo sentir como si estuviéramos dentro de una película, con la mejor banda sonora posible.
Tras esta delicia sonora, Jordana B tomó el relevo con su carismática presencia y su insolente elegancia. Con la energía de quien sabe que ha venido a ponerlo todo patas arriba, nos presentó los temas de su nuevo disco, «Otra vez el mismo drama», publicado bajo el sello Subterfuge. La comunión entre artista y público fue absoluta. Se bailó, se cantó y se disfrutó de cada tema, desde ‘Mar Menor’ hasta ‘No he dormido nada’ y ‘Paris Hilton’. La versión de «Common People» de Pulp fue uno de esos momentos épicos que quedan grabados en la memoria, una descarga de adrenalina colectiva que elevó el ambiente hasta el éxtasis musical.
Esto es solo el principio. La fiesta de Los Conciertos del Baluarte continúa con más citas ineludibles: Grande Amore y Ruvenruven el 22 de marzo, y San Tosielo y Viscopaf el 29. Más momentos de disfrute, a la misma hora y en el mismo lugar
En definitiva, Los Conciertos del Baluarte no son solo un evento, sino una experiencia que eleva el arte de disfrutar. La combinación de talento local, buena compañía y una localización de ensueño hacen de este ciclo un must para cualquier amante de la música y del placer bien entendido. Porque la vida, cuando se vive con banda sonora y un buen aperitivo en la mano, sabe mucho mejor.
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