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La trampa de la conciliación

11 de octubre de 2025 por Jon López Dávila Deja un comentario

Por Ana María Pérez D.

Acaba mi permiso de maternidad. Mi hija está a punto de cumplir cuatro meses y yo me pregunto si de verdad alguien cree que este tiempo es suficiente. En unos días tendré que dejarla demasiadas horas en una guardería, aunque me consuele pensar que socializar un poco no le vendrá mal. Pero ¿quién puede convencerse de que un bebé de cuatro meses ya está listo para pasar tantas horas lejos de su madre o de su padre?

El permiso parental en España se amplió hace poco, y se vende como un gran logro social. Pero la realidad, cuando te toca vivirla, es que una semana más o la posibilidad de pedir reducciones hasta los ocho años no resuelven nada. El problema está en los primeros meses, esos en los que tu hijo o hija cambia cada día, en los que da sus primeros pasos hacia la vida, y en los que las madres y padres, reventados, deberíamos estar presentes. Yo, como tantas otras, sé que me perderé primeras veces que no volverán: los primeros pasos, un nuevo gesto, probar un alimento distinto. Y si quiero ser “productiva”, si quiero responder a las exigencias del sistema laboral, tendré que asumirlo.

¿Productiva? ¿Para qué? ¿Para quién? Una madre de un bebé no puede encajar en los márgenes rígidos de un sistema que mide en horas y cifras lo que debería medirse en cuidados y presencia. Es una trampa: nos dicen que la infancia es lo más importante, que hay que respetarla, pero al mismo tiempo nos obligan a apartarnos de ella demasiado pronto.

Me encantaría poder organizar mi tiempo, ser autónoma, conciliar de verdad. Pero este país tampoco me lo pone fácil. Entre trámites, inseguridades y falta de ayudas, la autonomía no es una alternativa real para la mayoría. Y entonces entiendes por qué mi generación tiene menos hijos, más tarde y con más miedo. No es que no queramos ser madres o padres: es que sabemos que el sistema no nos lo permite.

Soy mamá y soy maestra. Amo mi profesión y quiero volver a ella, pero también quiero estar presente en la vida de mi hija. La conciliación no debería ser elegir entre ser madre o ser trabajadora. La conciliación de verdad es poder ser ambas cosas sin sentir que siempre estás fallando en una de ellas.

Publicado en: Crítica Social, El bestiario del lector, España, opinión, REVISTA, SOCIAL, Trabajo Etiquetado como: trabajo




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