Los nuevos radares instalados en las principales entradas y salidas de Alicante han demostrado ser, en apenas nueve meses, auténticas máquinas de eficiencia… recaudatoria. Entre el 17 de enero y el 17 de octubre cazaron a 15.074 conductores que superaron los límites de velocidad, un dato que confirma que los dispositivos no solo vigilan: funcionan como relojes suizos.
Según los datos municipales, la media diaria de infracciones ha quedado fijada en 55,2 sanciones al día, muy por debajo de las 134,5 registradas en el periodo de pruebas. Una reducción notable de la velocidad… y un flujo constante para las arcas municipales. Todo sea por mejorar la seguridad vial, reducir la contaminación acústica y contribuir a una ciudad más habitable. Y, de paso, quién sabe: igual algún día hasta logramos des-saturar el tráfico a base de multas.
Los radares más “productivos” han sido los de la avenida de Denia, a la altura de Vistahermosa, que lideran el ranking con 9.448 sanciones. Les siguen los dispositivos de la avenida de Elche (4.319), los de Caja de Ahorros frente al Centro de Educación Especial Santo Ángel (656) y los de la avenida de Villajoyosa (651). Un reparto equilibrado para que ninguna zona se quede sin su dosis de vigilancia.
El sistema, compuesto por cuatro cinemómetros multicarril intercambiables distribuidos en varios postes, entró en funcionamiento en enero. Su instalación y suministro fueron adjudicados por cerca de 291.000 euros, a lo que se suman los nuevos postes que permiten mover los radares según necesidad —o inspiración— para mantener a los conductores atentos.
Además, Alicante cuenta con otros siete postes preparados para albergar radares fijos en distintos puntos estratégicos. No será por falta de opciones: la ciudad tiene más emplazamientos que excusas para levantar el pie del acelerador.
En total, un despliegue que busca mejorar la seguridad y el control de acceso… y que, de paso, deja claro que en Alicante no solo hay sol, playa y gastronomía: también hay radares para todos los gustos.
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