
Alicante está viviendo una transformación cultural emocionante, y este 2025 ha sido un claro reflejo de ello. Los sábados en la ciudad han dejado de ser solo una jornada de tardeo rancio y despedidas de soltero para convertirse en una oportunidad única para disfrutar de conciertos y actividades alternativas de todo tipo. Los Conciertos del Baluarte, las propuestas de Las Cigarreras, El Búnker, las sesiones nostálgicas del Jendrix, el Ocho y Medio, las exposiciones y hasta el tardeo (que combina un poco de todo) se entrelazan para ofrecer a los alicantinos una agenda variada que va mucho más allá de lo convencional. Aunque, por desgracia, no existe una colaboración fluida entre todos estos actores, la ciudad ha demostrado que su escena cultural es capaz de generar experiencias vibrantes que cubren un amplio espectro de intereses y géneros musicales.
Este sábado vivimos un ejemplo de todo esto. El Castillo de Santa Bárbara se convirtió en el principio de lo que Alicante es capaz de ofrecer a nivel cultural. La última jornada de Los Conciertos del Baluarte marcó el cierre de una temporada que, lejos de ser solo un evento musical, fue una celebración completa.
Es primavera y se nota. Brilla el sol, los abrigos empiezan a sobrar y subir al Castillo (cosa que gracias a este sarao muchos han hecho por primera vez en sus puñeteras vidas) es un buen acicate. Perdemos la sana costumbre de ir al Mercado y si no madrugas, te pierdes también el gustazo de pasarte media mañana desayunando a gusto leyendo el periódico – pero para eso ya está el domingo.
También se pueden combinar las tres cosas…. pero recordar que tenemos un balcón del Mediterráneo ya es una motivación. Si subes desde el Barrio, encima, puedes hasta imaginar lo que hubiera sido esta ciudad, si las injerencias de algunos hijos de puta, no hubieran destrozado la idea de Maisonnave de cuadricular la ciudad desde La Rambla hasta la estación de Tren.
Creo que no valoramos lo suficiente ver gratis a Repion, Shego, Alcalá Norte, Cora Yako o Camellos. Tampoco que con ellos toquen siempre bandas locales. Esta vez, el binomio lo conformaron Viscopaf y San Tosielo. El «balconing» aquí está jodido, aunque todo hay que decirlo, hay un porcentaje de asistentes al sarao que son guiris que pasan por allí. E igual, en esto podrían pensar algunos, cuando limitan esto del turismo a lo más cutre del mundo y los cruceros, porque Alicante tiene cosas buenas, y mejores las tendría, si esto en vez de un «vale todo» partiera de un ¿qué queremos que sea?
Igual que el plan matutino, la gastronomía local crece a pasos agigantados. Los menús son más caros, pero hay más variedad y más calidad en las propuestas. Así que esa primera combinación bajada + comida, lleva implícita el gusto de descubrir sitios nuevos donde comer.
De ahí, esta vez, optamos por ir al Jendrix, a la fiesta nostálgica del Voodoo, pero había alcachofismo en Las Cigarreras, una posible continuación de la vuelta que nos dimos hace unas semanas, el Söda, las Plazas… y otras formas alternativas de ir de tardeo sin ver gente con una polla en cabeza.
Se trata de hacer tiempo hasta las 19.30h y 20.00h, porque a esa hora se abre el abanico de teatro (en el Arniches o en el Principal), una sesión de cine en los Aana, los «bares culturales» (El Búnker, el 8 y medio, Pynchon, El Tumbao, El Refugio, el Old School)… o una segunda degustación, si todavía tienes hambre.
Después, la noche sigue, aunque a nosotros nos toca volver a la realidad del progenitor. Siempre hay cosas que hacer, pero el gusto real es la posibilidad de innovar. De probar cosas diferentes. De que la mayoría de las cosas, sean gratis, o no se vayan, cerveza incluida, de los 15-20€. En verano será otra cosa, porque con la confirmación de alma, Área 12, La Plaza de Toros, las Noches mágicas, los festivales, los microfestivales y demás, hay casi la opción de hacer de un lunes, o un martes, un sábado.
Y todavía hay gente que se queja de que no hay nada que hacer…
Pues que salgan de su zona de confort y conviertan quefas.es en su agenda de cabecera. Porque Alicante se está consolidando como un destino cultural que ofrece una variedad de propuestas alternativas cada fin de semana, desde conciertos de diferentes géneros hasta actividades culturales y gastronómicas que fomentan la convivencia y el disfrute de la ciudad. Sin duda, este es solo el principio de lo que promete ser una temporada aún más vibrante el año próximo. Pero hay que ir entrenando y degustando el día a día. Que tiene muchas cosas. Y cada vez mejores.
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