
La Explanada de Alicante, uno de los paseos más emblemáticos de la ciudad, parece perder su identidad sin una visión clara por parte del Ayuntamiento y la Concejalía de Turismo. Lo que debería ser un proyecto de embellecimiento y puesta en valor de sus elementos históricos, como las 6.600.000 teselas de mármol tricolor, la Casa Carbonell, el Puerto o la playa del Postiguet, se convierte en una sucesión de decisiones cuestionables. La última (aunque justificada) la luz verde al desalojo del histórico Peret.
El Consell Jurídic Consultiu de la Comunidad Valenciana ha confirmado los reiterados incumplimientos en el pago del canon por parte del concesionario, lo que faculta al Ayuntamiento a resolver la concesión. Esta decisión abre la puerta a una nueva adjudicación, poniendo fin a un negocio que, aunque ya no esté en manos de la familia que lo fundó en 1916, sigue siendo un icono de la ciudad.
Los datos del informe, publicado por el Diario INFORMACIÓN, concluye que el contratista no ha cumplido con su obligación de abonar el canon, algo que considera plenamente acreditado y suficiente para declarar la resolución del contrato. Sin embargo, detrás de esta decisión legal se esconde una realidad más compleja: la desaparición de un punto de referencia en la Explanada sin un plan sólido para, supuestamente, revitalizar la zona.
La situación económica del Peret es crítica. Los empleados denuncian atrasos en el pago de salarios que superan los 200.000 euros, mientras que el Ayuntamiento reclama al propietario una deuda adicional de 130.000 euros. Como medida previa, el ejecutivo local ya revocó la licencia de terraza, obligando al establecimiento a retirar mesas y sillas, dejando un vacío en un espacio que durante décadas ha servido como lugar de encuentro para residentes y turistas.
Las negociaciones entre el propietario y el gobierno local, que a principios de 2024 parecían encaminarse hacia un acuerdo para regularizar la deuda, terminaron en fracaso. Finalmente, el Ayuntamiento optó por rescindir la concesión con la intención de abrir un nuevo proceso de adjudicación. Sin embargo, el desalojo todavía no se ha hecho efectivo, y el Peret sigue atendiendo al público, aunque con un futuro incierto.
Los hippies también se fueron…
Mientras tanto, los llamados «hippies de la Explanada», artistas y vendedores que han formado parte del paisaje urbano durante décadas, miran con desazón cómo se desmantela progresivamente el carácter del paseo. La falta de una estrategia clara para la zona sugiere que la historia del Peret podría no ser más que otro episodio en la paulatina desaparición de la esencia de la Explanada. Alicante se enfrenta a un dilema: apostar por una renovación con identidad o dejar que su historia se diluya en una serie de decisiones burocráticas sin rumbo definido.
Peret ha sido testigo de más de un siglo de historia. Fundado en 1916 por Pedro Richard Ballester, su origen se remonta a la antigua denominación del paseo, el Paseo de los Mártires. Tras la Guerra Civil, pasó a manos de Pedro Pastor Baldó, consolidándose como un lugar de referencia en la ciudad. Hoy, más de un siglo después, su destino se tambalea en una encrucijada en la que la historia y la identidad parecen quedar en segundo plano frente a decisiones administrativas y económicas.
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