
Desde este martes, la Universidad de Alicante se convierte en el primer campus de la Comunitat Valenciana completamente libre de humo. Una iniciativa que no solo busca mejorar la calidad del aire y reducir el consumo de tabaco entre la comunidad universitaria, sino que también debería servir como referencia para otras instituciones en España y en el resto del mundo.
El tabaquismo es una de las principales causas de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diversos tipos de cáncer, afectando tanto a quienes fuman como a quienes se ven obligados a respirar el humo del tabaco de forma pasiva. La exposición involuntaria al humo supone un riesgo real para la salud de los no fumadores, que pueden sufrir problemas respiratorios, irritación ocular y un mayor riesgo de enfermedades graves a largo plazo. Convertir los espacios públicos en entornos libres de humo es una medida esencial para garantizar el derecho de todos a respirar aire limpio y reducir el impacto negativo de esta adicción.
La implantación de esta iniciativa en la UA se ha llevado a cabo de manera progresiva. En primer lugar, se identificaron las áreas más críticas del campus a través de una consulta en la que participaron más de 700 personas. La primera zona libre de humo se estableció el pasado año, y poco a poco se han ido ampliando los espacios hasta abarcar la totalidad del campus. Durante este proceso, la Asociación Española Contra el Cáncer y la Red Española de Universidades Promotoras de Salud han colaborado activamente en la concienciación sobre los perjuicios del tabaco.
Los datos demuestran que el tabaquismo sigue siendo un problema de salud pública. En la Comunitat Valenciana, el 19,7 % de los estudiantes de entre 14 y 18 años fuman, y la edad media de inicio se sitúa en torno a los 14 años. Aunque el porcentaje de fumadores ha disminuido en los últimos 15 años, todavía queda un largo camino por recorrer para erradicar este hábito perjudicial.
La Universidad de Alicante ha demostrado que es posible fomentar un entorno más saludable sin recurrir a medidas punitivas, sino a través de la educación y la concienciación. Este modelo debería extenderse a otros espacios públicos, promoviendo que fumar sea un hábito estrictamente privado y evitando que quienes no fuman deban soportar las consecuencias del tabaco ajeno. Una sociedad más sana es posible si se toman decisiones valientes como esta.
Deja una respuesta