
El Teatro Principal de Alicante lleva años pidiendo a gritos una remodelación integral. Cada cierto tiempo, el Ayuntamiento anuncia que las reformas comenzarán «el próximo verano», pero la realidad es tozuda: las butacas siguen siendo las mismas, las columnas continúan agrietadas y la rehabilitación sigue siendo una promesa vacía. Alicante merece un teatro a la altura de su historia y de su escena cultural, pero lo que recibe es indiferencia y parches temporales.
En pleno debate sobre el estado del Teatro Principal (uno de los temas tratados en el último pleno municipal), el edificio aparece vallado. Desde el domingo, buena parte del acceso principal, junto a la calle Castaños, ha sido acordonado. Desde el Ayuntamiento, la versión oficial es que se están reparando las aceras dentro del contrato de mantenimiento de Infraestructuras. Sin embargo, hasta este lunes no había ni rastro de obras, salvo un cartel totalmente descontextualizado que rezaba: «Motivo: adecuación túnel San Juan desde 02/05/2023». Sólo a partir del mediodía se vio actividad de operarios retirando el pavimento.
La dejadez con la que se trata el patrimonio cultural de la ciudad es ya un tema recurrente en los plenos municipales. Hace casi un año, el Ayuntamiento proclamó que había «desbloqueado» la reforma del teatro, una obra estancada desde 2018 pese a contar con una inyección de 3 millones de euros de la Generalitat. La burocracia municipal se escudó en la falta de un compromiso por escrito del Banco Sabadell, copropietario del inmueble junto al consistorio, para invertir los 1,5 millones que le corresponden en la rehabilitación. Ese trámite, según el Ayuntamiento, se resolvió el pasado verano. ¿Y desde entonces? Nada. Ni fecha de inicio ni mucho menos de finalización de unas obras cada vez más urgentes.
El deterioro es evidente. A las grietas en columnas y suelos se suma un patio de butacas obsoleto que requiere una renovación inmediata. A principios de año, operarios municipales tuvieron que intervenir de urgencia para reparar una grieta en una cornisa lateral y evitar posibles desprendimientos. Pero mientras el gobierno local sigue vendiendo humo y retrasando lo inevitable, el Teatro Principal continúa abandonado a su suerte, convertido en un símbolo de la desidia institucional hacia la cultura en Alicante.
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